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A fines del siglo XVI, esta moza estaba al servicio de unas señoras que, aun pasando por recatadas y prudentes, recibían con sospechosa intimidad á un señor canónigo, el cual debía ser persona de ancha conciencia y no muy apropósito para resistir las tentaciones, pues el enemigo llevóle á poner los ojos en la criada de las señoras, sin andarse con otros miramientos.

Una noche, pasando por delante del dormitorio, Carlos le oyó pronunciar claramente estas palabras: El capitán las echa de guapo para deslumbrar a la chiquilla; pero es para ; y si quiere andarse en chanzas le corto el pescuezo en menos que canta un gallo. Una oleada de cólera le subió al cerebro, y el joven oficial abrió de repente la puerta...

Y pensado y hecho, y sin andarse con algórgoras ni brujoleos, se nos vino al bulto y decretó impuestos, y estancos, y tarifas y qué yo cuántas gurruminas. ¡Dios me perdone!, pero cuentan que, anticipándose a un municipio de estos maravillosos tiempos, estuvo en un tumbo de dado que estableciera contribución canina, sin exceptuar de ella al perro de San Roque, ni al de Santo Domingo, ni al de San Lázaro, ni al de Santa Margarita que, según colijo, fueron santos aficionados a chuchos.

''Pensar que en esta vida las cosas della han de durar siempre en un estado es pensar en lo escusado; antes parece que ella anda todo en redondo, digo, a la redonda: la primavera sigue al verano, el verano al estío, el estío al otoño, y el otoño al invierno, y el invierno a la primavera, y así torna a andarse el tiempo con esta rueda continua; sola la vida humana corre a su fin ligera más que el tiempo, sin esperar renovarse si no es en la otra, que no tiene términos que la limiten''. Esto dice Cide Hamete, filósofo mahomético; porque esto de entender la ligereza e instabilidad de la vida presente, y de la duración de la eterna que se espera, muchos sin lumbre de fe, sino con la luz natural, lo han entendido; pero aquí, nuestro autor lo dice por la presteza con que se acabó, se consumió, se deshizo, se fue como en sombra y humo el gobierno de Sancho.

Desde luego. La energía es conveniente hasta cierto límite. Pasando de él, muy expuesta, sobre todo cuando los sables tienen punta. Si se las cortasen, todavía redoblando los ataques sin descanso se puede hacer algo. Por lo menos, es posible aturdir al contrario. Pero cuando la llevan hay que andarse con ojo.

Aquel oso era el verdugo de allí, que esperaba a que los jueces dieran el berrido que me condenaba a muerte, para zamparse una buena ración de mis pedazos y arrojar los restantes a la muchedumbre que ya se había comido a Chisco y a Pito Salces, con escopetas y todo. Bien empleado les estaba, por andarse en guapezas temerarias con aquellos animales que no se habían metido con nosotros.

Pero de allí á poco el esposo, fué más afortunado que los golillas, y habiendo sabido el lugar donde don Bernardo de Beamonte se ocultaba, el día 28 de Marzo de 1633, fuése muy disimuladamente al convento, y habiendo conseguido llegar hasta la celda que servía de prisión al caballero, lo encontró descansando muy descuidado, y sin andarse con más palabras, le asesinó con un cuchillo.

Pues no hay cosa mas comun ni mas natural; y los estados de ciertos principillos de Alemania ó de Italia, que pueden andarse en media hora, comparados con la Turquía, la Rusia, ó la América española, son una imágen, todavía muy distante de la realidad, de las diferencias que ha establecido la naturaleza entre los seres.

Cierre usted y vámonos. Queda aquí esa muchacha. Pues déjela usted encerrada y venga, porque esto no es cosa para andarse con peros.... ¿Pero qué hay? Sepámoslo. Hay que si usted no viene ahora mismo conmigo á la Fontanilla ... ya sabe usted ... el club de esos muchachuelos.... Si usted no viene conmigo, va á haber un conflicto. ¿Pero qué es ello, hombre?

Las obras de Juan del Encina y de sus sucesores probarán, que ya á fines del siglo XV se había dado este paso, aunque con pies torpes y vacilantes, y que una vez abierta esta senda, había de andarse cada día con más celeridad y holgura.