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Antes de desembaynar el papel, significaré lo que confio de su buen juyzio y conocimiento, causa de haverme determinado á darle este primer trabajo, este amado y unico hijo de mi entendimiento. »MAESTRO. Por lo menos no será muy sabroso manjar el que pide tanto saynete. Introducion con tan larga arenga fuera para mi sospechosa.

Hecha esta operación, comenzó el tío Frasquito a desprenderse de sus accesorios componentes para meterse en la cama; mas antes, en puntillas y ya en mangas de camisa, hizo un tercer viaje de exploración a la puertecilla sospechosa; el vecino parecía tranquilo y el tío Frasquito emprendió el viaje de vuelta, dando largas y sigilosas zancadas, y tarareando muy bajo, con pueril satisfacción, aquello de Las Hijas de Eva: Tranquila está la venta, No se oye ni un mosquito...

Ya en la nueva casa, la actividad de la madre Teresa de Jesús, hizo que se habilitase lo mejor que se pudo, contando con algunos fondos y aumentándose la comunidad; pero entonces comenzaron á levantarse calumnias contra la fundadora, intimándola el padre Salazar para que no hiciese más fundaciones; y denunciándola por entonces á la Inquisición como sospechosa de herejía, ilusiones, falsa devoción y revelaciones imaginadas, una beata que había vivido en la recién fundada casa religiosa, ayudada por un clérigo de quien dice fray Diego de Yepes que era «hombre hipocondríaco, escrupuloso, ignorante y expuesto al error

»Los primeros días, como todos los de boda suelen ser alegres, continuó Lotario, como solía, la casa de su amigo Anselmo, procurando honralle, festejalle y regocijalle con todo aquello que a él le fue posible; pero, acabadas las bodas y sosegada ya la frecuencia de las visitas y parabienes, comenzó Lotario a descuidarse con cuidado de las idas en casa de Anselmo, por parecerle a él -como es razón que parezca a todos los que fueren discretos- que no se han de visitar ni continuar las casas de los amigos casados de la misma manera que cuando eran solteros; porque, aunque la buena y verdadera amistad no puede ni debe de ser sospechosa en nada, con todo esto, es tan delicada la honra del casado, que parece que se puede ofender aun de los mesmos hermanos, cuanto más de los amigos.

Por eso, ante el temor de nuevos entorpecimientos internacionales que ocurrir puedan, condenamos el dicho incierto y de vaguedad tan sospechosa como el lanzado á la opinión en la ya citada memoria: Que tiempo, recursos y constancia van derrochados en Mindanao, y sólo cuando un destello de patriotismo, ayudado de valor á toda prueba, aunque haya sido con falta de recursos, se han conseguido allí ventajas positivas.

El señor capitán don Juan Girón y Velasco. ¡Ah, ese joven! exclamó con un acento singular el religioso. Aquí hay una escalera dijo el bufón , y no hubiera querido traeros por estos polvorientos escondrijos, pero vos habéis deseado conocerla... asíos á las faldas de mi ropilla. Empezaron á subir. ¿Sabéis dijo el bufón que hay esta noche gente sospechosa en palacio? Lo , y la Inquisición vigila.

A que él entrase en relaciones serias con Juanita y conducentes a la buena fin se oponían dos consideraciones: era la primera la excesiva, sospechosa e íntima familiaridad que tenía Juanita con Antoñuelo, el hijo del herrador, y era la segunda la casi seguridad del furioso enojo de doña Inés cuando llegase a saber que él tenía un compromiso serio con Juanita.

Tácitamente, en virtud de un obscuro instinto de todos los pasajeros, se había efectuado en la cubierta una gran división de clases. El costado de estribor era el de la plebe sin valía social, el de los viajeros sin nombre y las pasajeras de vida sospechosa.

Miraba a los socios que leían como a gente de sospechosa probidad; les guardaba escasas consideraciones. No siempre que se le llamaba acudía, y solía negarse a mudar las plumas oxidadas. Alrededor de la mesa cabían doce personas. Pocas veces había tantos lectores, a no ser a la hora del correo. La mayor parte de los socios amantes del saber no leían más que noticias.

Ya la alegría de la abuela le parece sospechosa, y esta tarde, en la mesa, cuando pasó a mi lado para servir el postre, le murmurar sotto voce: Todos estos misterios huelen a casorio... Hice como que no comprendía. ¿Para qué? La imaginación de la abuela tiene alas y anticipa grandemente los acontecimientos.