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Hecho otro viaje de exploración por las cercanías de la sala y cerradas herméticamente todas las puertas, Suárez comenzó a rasguear la guitarra. Hubo un momento de ansiedad. Las dos bailadoras se habían puesto una frente a otra y se miraban sonrientes; la hermana María de la Luz con la cabeza baja y ruborizada hasta las orejas; su prima con los brazos en jarras, un poco pálida, los labios secos, acentuaba el leve estrabismo de sus hermosos ojos negros aterciopelados. A me daba saltos el corazón de puro anhelo. El malagueño alzó un poco la voz cantando una seguidilla. De pronto los cuatro pares de palillos chasquearon con brío, las bailadoras abrieron los brazos y avanzaron una hacia otra y se alejaron inmediatamente, levantando primero una pierna, después otra a compás y con extremado donaire. Mis ojos de enamorado percibieron por encima de la tosca estameña el bulto adorable del muslo de la hermana San Sulpicio. Siguieron una serie de movimientos y pasos, ajustados todos al son de la guitarra y de las castañuelas, que no cesaban un instante de chasquear con redoble alegre y estrepitoso. El cuerpo de las dos primas tan pronto se erguía como se doblaba, inclinándose a un lado y a otro con movimientos contrarios de cabeza y de brazos.

Fué cuando renunció á servir al gobierno argentino, lanzándose como ingeniero particular á la exploración de estas tierras solitarias, en busca de un buen negocio.

Entró en la cocina Tona, algo tocada también de la murria inverniza, a trajinar en el fogón donde hablábamos mi tío y yo al calorcillo de la lumbre, y ya no pude preguntarle lo que tenía a la punta de la lengua, como exploración siquiera alrededor de la casta de aquel nuevo «punto» que me había puesto en gran curiosidad.

Nosotros no éramos precisamente Adán y Eva; pero heroicos Robinsones, arrastrados a nuestro destino por una gran desgracia de familia: la muerte de nuestra tía, acaecida cuatro días después de comenzar nuestra exploración. Pasábamos el día entero huroneando por la quinta bien que las higueras, demasiado tupidas al pie, nos inquietaran un poco.

Miraban todos á Aresti como si fuese un viajero de vuelta de una exploración por países salvajes y misteriosos, donde la vida era ruda y peligrosa. Las minas se presentaban ante muchos de ellos como un país lejano, que servía para enriquecer á los potentados de la villa, pero al cual sólo se asomaban alguna vez, regresando apresuradamente.

Mis visitas de exploración minuciosa al pueblo las hice solo y por mi propia cuenta, dejándome aparecer en él como a la descuidada, para sorprenderle mejor en sus intimidades. Al conocer «de vista» a su vecindario en la misa del domingo anterior, ya me había llamado la atención muy vivamente cierta uniformidad monótona de «corte», digámoslo así, y hasta de indumentaria.

La aventura produce una agradable sorpresa, puesto que es un viaje de exploración; pero en misma no tiene nada de seductora, y ninguno de los que han hecho estos descensos al abismo quedan en disposición de repetirlo.

Tan equivocado había sido nuestro cálculo, que a los trescientos ochenta y siete pasos de la segunda exploración pasamos por el lugar que con tanta minuciosidad habíamos escudriñado momentos antes, y continuando nuestro camino, siempre adelante, nos paramos al llegar a los cuatrocientos cincuenta y seis pasos, sobre la cima de un alto campo muy similar al otro, aun cuando más agreste y todavía más inaccesible.

Como era natural, nada de esto dejó entender a sus subordinados; pero después de haber tomado sus notas, dirigió la exploración hacia unas tierras que ocupaban la vertiente opuesta del valle y pertenecían a los bosques de Montegrande. Allí, por el contrario, el suelo era duro y fresco al mismo tiempo y además riquísimo en humus.

La aludida dio media vuelta rápidamente, para ocultar el rubor que teñía sus mejillas, aun a través del colorido postizo de las de su profesión, y la madre Shipton rogó a Flora que guardase silencio. Al regresar don Jorge de su penosa e inútil exploración en busca del camino, oyó el sonido de una alegre risa que el eco repitió varias veces.