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Aquí, inquietos, vagabundos, aventureros; allí, sedentarios, rudos para la labor, económicos y perseverantes. Más allá, sombríos, desconfiados, tétricos; en el Cauca, poetas, soñadores, vibrantes; en Bogotá, cultos, eruditos, decidores, eminentemente sociales.

Las relaciones entre Nicolás y la viuda, que habían sido frías hasta un par de meses antes de los sucesos referidos, eran en la fecha de estos muy cordiales, y no porque tía y sobrino tuviesen conformidad de genio, sino por cierta coincidencia en procederes económicos que atenuaba la gran disparidad entre sus caracteres.

Mochi y su protegida habían mudado de posada, lo cual en aquel pueblo sólo era mudar de dolor; pero en el hotel Principal, allá al extremo de la Alameda Vieja, les habían llegado a perder el respeto por las intermitencias en el pago del pupilaje; la Compañía de ópera seria acababa de disolverse por motivos económicos e incompatibilidades de caracteres, y el empresario, la tiple y Minghetti, el barítono, se habían quedado en la ciudad, según unos, porque no tenían por lo pronto contrata ni lugar adonde ir, porque más valieran allá; según otros, porque querían servir de núcleo a una nueva Compañía, para constituir la cual andaba Mochi en tratos.

Los ingenieros en el ramo de puentes y caminos, actualmente en ejercicio en la república, podrán por lo demas, en vista de los recursos locales, hacerse cargo de los medios mas económicos que sean menester para establecer cuanto ántes, con la cooperacion y buena voluntad de los indios, esas vias de comunicacion, únicos medios de estimular la industria v el comercio, y de activar la civilizacion de la provincia.

Pero no: somos demasiado pobres para eso; estamos más hambrientos aún que los perros. No, Astolfo; dales, más bien, a mis barones de comer, pues están no menos hambrientos que yo, y guarda los restos en la cueva. Nos los comeremos después, procurando que duren todo lo posible. , Astolfo, todo lo posible. En nuestra situación hay que ser muy económicos. ASTOLFO. ¡A vuestras órdenes, conde!

Sabiendo manejarse, se puede vivir como se quiera. Yo gastaba de cuatro a cinco napoleones diarios, y nada se me quedó por ver. Pronto aprendí las correspondencias de los ómnibus, y a los sitios más distantes iba por unos cuantos sus. Hay restauranes económicos, donde le sirven a usted por poco dinero buenos platos.

Todo eso es prodigioso, aun relativamente á los demas países europeos, y hace mucho honor al espíritu práctico y progresista de la Confederacion suiza; ademas, es un ejemplo muy digno de ser imitado, porque contiene una gran demostracion en favor de esa política moderna que tiende á suprimir las fronteras, y busca la fuerza de los pueblos no en el número de sus bayonetas y el poder de sus fortificaciones y precauciones egoistas y suspicaces, sino en la multiplicacion de los cambios, sean de ideas ó de valores económicos.

En efecto, Vevey contiene, entre otras cosas interesantes: dos bibliotecas, la una religiosa y popular y la otra de la ciudad, con 13,000 volúmenes; un número muy considerable de colegios, escuelas, hospitales, hospicios y otros institutos de enseñanza y beneficencia; varios pequeños museos ó colecciones científicas, literarias y artísticas; tres círculos, con gabinetes de lectura; muy buenos edificios para todos los servicios públicos; excelente alumbrado de gas, muelles y mercados; centenares de talleres y pequeñas fábricas, y una multitud de sociedades que atienden á los intereses literarios, religiosos, económicos, etc.

Aunque incapaz de vengarse había tal vez en su empeño cierto deseo de terminar la existencia con un acto de justicia. Una vida de completa sumisión, sin oponer el más mínimo obstáculo a la voluntad de su marido, a sus planes económicos, ni a sus pasiones ilícitas, bien merecía que a la hora de la muerte reivindicase su libertad para satisfacer los impulsos del corazón.

En el siglo XIX la vida humana ha sido alargada en diez años por la supresión de las epidemias, tanto y tan inútilmente suplicada a Dios, puesto que dependía del adelanto de las ciencias humanas que él no podía crear y difundir, y de las obras de salubridad que él no podía construir; por la disminución de la miseria que dependía de la libertad política, de los métodos económicos y de las máquinas que él no podía inventar; por la disminución de la imbecilidad humana mediante la educación y la instrucción, que Dios no puede hacer y que están haciendo las escuelas y las universidades.