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Y la prueba que no se creía la noticia, es que no produjo impresión alguna, ni síntoma de mejora siquiera; el oro, en los primeros momentos, bajó cautelosamente dos peldaños, se paró en el 343, miró, olfateó, y luego volvió de nuevo al 45, y como allí sin duda no se encontraba a su gusto, subió al 46, convencido de que la renuncia del señor ministro era una guayaba de a libra; en cuanto a los demás valores, siguieron bajando la escalera de cabeza.

Ahora bien, esta altura varía con las estaciones, siendo cada vez mayor desde el equinoccio de primavera hasta el solsticio de verano, para disminuir en seguida hasta el equinoccio de otoño; luego sigue bajando hasta el solsticio de invierno, en que es lo más pequeña posible. Finalmente, durante el invierno vuelve á pasar por los valores que ha tenido en otoño, hasta el equinoccio de primavera.

Sus sueldos son mezquinos, y hasta ahora han sido acusados de una sola infidelidad, llevando generalmente serios valores en sus valijas. Durante los largos meses que la Cordillera está cerrada por las nieves, emprenden su viaje a pie; algunos, después de quince días de luchas tenaces, llegan a su destino, extenuados, sin voz, hechos pedazos y desnudos.

Visita le ayudaba a subir y bajar las escaleras del Banco y los coches de punto, le llevaba los rollos de valores, le tenía por el bastón mientras firmaba documentos o contaba billetes y le echaba la goma a la cartera. ¡Y que no hacía ella estas cosas con poco gozo! La cuitada se juzgaba tan inútil que cuando podía prestar algún servicio su corazón se inundaba de alegría.

No pensemos más en esto dijo recuperando la calma. Nuestra generación posee toda clase de valores, mas se arredra ante el dolor. Es culpa de nuestros padres que nos han criado envueltos entre nubes de algodón en rama. Pocos instantes después, aquel joven, que profesaba los más religiosos principios, púsose a blasfemar de la Providencia.

Todo el claro-oscuro del sepulcro consistía en menudos órdenes de bien agrupadas líneas, formando peine y enrejados más o menos ligeros según la diferente intensidad de los valores. En el modelado del angelote había tintas tan delicadas, que sólo se formaban de una nebulosa de puntos pequeñísimos. Parecía que había caído arenilla sobre el fondo blanco.

Recordaba las noticias que le habían dado aquella tarde en la Bolsa. La ruina era indudable. ¡Bien les había dejado el célebre banquero con su pretendida infalibilidad! Su principal, el señor Cuadros, podía tenerse por hombre al agua. En cuanto a él, daba por perdida una gran parte de su fortuna, y únicamente confiaba en los valores del Estado que por encargo suyo había adquirido el señor Morte.

El viejo Martínez, después de retirado del comercio, había tenido quiebras en su fortuna, consistente en acciones de una fábrica de pólvora que sufrieron depreciación, y en valores del Estado. Sólo les dejó una renta de siete a ocho mil pesetas. Con ella vivían los tres con economía, pero sin faltarles lo necesario, en un cuarto segundo de la calle de Gravina.

El golpe de tos que le vino, acompañando a la risa, fué tan vivo, que parecía que iba a desplomarse presa de la congestión. ¡Hombre, tiene gracia! ¡tiene muchísima gracia eso! dijo al cabo entre los flujos de la risa y de la tos . No se me había ocurrido hasta ahora.... De aquí en adelante incluiré en los gastos de mi casa todas las compras de valores y todas las casas que edifique.

. Si quisiéramos representarnos un número infinito de partes en valores de extension, deberíamos suponer un sólido infinito en todas sus dimensiones; y además divididas todas sus partes hasta lo infinito. Pero ni aun en este caso tendríamos un número infinito absolutamente hablando, aunque tuviéramos el mayor que se puede representar en valores de extension.