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Yo he tenido que apretarme igualmente el cinturón muchas veces; pero siempre encontraba, al fin, en las Repúblicas pequeñas, algún tirano, ó aspirante á tirano, que se encargaba de mantenerme á cambio de insultos á sus adversarios y de elogios disparatados á su persona. Al pasar de España á América, deseé cambiar de profesión.

Otro cuadro más raro tienen que contemplar nuestros tres conocidos al llegar sobre cubierta: montones de jarcia, cajas de provisiones, una res acabada de desollar, enormes jaulas conteniendo vacas, cerdos y carneros, y otras menores con gallinas; grupos de marineros acá izando una verga, allá bajando pesados bultos á la bodega; y por último, revueltos y deslizándose entre tanto obstáculo, más de un centenar de muchachuelos del corte de nuestro aspirante á indiano.

Viendo mi embarazo, el excelente hombre, que debía tomar en Nantes el mando de un negrero, me propuso partir con él; yo acepté, y diez días después estábamos a la vista del estrecho de Gibraltar: Mi buen amigo quiso dejarme en Tánger, donde yo permanecí algún tiempo; allí, el judío Zamerith, jefe de una de nuestras sectas de Oriente, me cedió las dos tartanas con sus tripulaciones de negros mudos, y , querido mío, y de propina; , pobre aspirante de marina, al que habían hecho prisionero a bordo de un yate, cuyo pasaje fue asesinado; ¡, pobre niño, que has querido unirte a mi suerte! ¿Amas, pues, al condenado? di, ¿me amas?

Las señoritas de la ciudad, parecíanle campesinas disfrazadas, con los mismos instintos de egoísmo y economía de sus padres, conociendo el precio a que se vendía la naranja, sabiendo el número de hanegadas con que contaba cada aspirante a su cariño, ajustando el amor a la riqueza y creyendo que la honradez consistía en ser implacable con todo el que no se amoldaba a su vida tradicional y mezquina.

Desde entonces, la majestuosa viuda empezó á pensar en lo urgente que era librarse de este aspirante á la dignidad de yerno suyo. La gallardía física del buen mozo, su aventura militar, que tanto entusiasmaba á las jóvenes, y sus destrezas de danzarín, eran para la señora Haynes otros tantos títulos de incapacidad.

Estos doce eran los edecanes, como si dijéramos, de los otros seis, que bien pudieran llamarse el estado mayor del aspirante a diputado.

Terminadas sus pruebas de aspirante, fué segundo piloto de una fragata que iba á la Argentina para cargar trigo en Bahía Blanca.

Al verse doña Cristina bien instalada en Barcelona, con una corte de sobrinos que adulaban á la tía rica de Valencia, su hijo se embarcó como aspirante en un trasatlántico que hacía viajes regulares á Cuba y los Estados Unidos. Así empezaron las navegaciones de Ulises Ferragut, que sólo habían de terminar con su muerte.

El obrero, el estudiante, el cachifo de media calle que tiene que vengarse del policiano, como el aspirante, del Presidente o de un Ministro, tienen en las paredes su prensa libre. A veces la ortografía padece, y en la forma de la letra se descubre la ruda mano de un hombre del pueblo. ¡Pero qué lujo de expresiones, qué cantidad de insultos!

Después de repetidas instancias por mi parte, me confesó que el dios alado se le había presentado hacía tres años en forma de aspirante a telégrafos. ¡Tres años! Sería usted una criaturita. No, hijo, que tenía ya cerca de quince años... Era guapo, buen mozo, y tenía unos ojos muy pícaros... Venía mucho por casa, porque era amigo de Eduardito.