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Fueron apresadas : de Juan Andrea Doria, La Real Signora, Condesa, Pellegrina, Presa, Divitia: total, 6. Del Papa, La Capitana, San Pedro, Toscana: 3. Del Duque de Florencia, La Elbigiana: 1. De Nápoles, Capitana, Patrona, San Jacobo, Leyva, Mendoza: 5. De Sicilia , Capitana, Patrona, Galifa, Águila, Capitana, del Marqués de Terranova; Patrona, de id.; Capitana y Patrona, de Mónaco: 8.

Quedaron ciento treinta en poder de los vencedores, y el resto lo tragó el mar o lo abrasó el fuego. Veinticinco mil turcos murieron, y más de cinco mil, cautivos quedaron. Halláronse en las galeras apresadas ciento diez y siete tiros gruesos de artillería y doscientos cincuenta menores, y se libertaron doce mil cautivos cristianos.

Por la tarde se notaron señales de próxima tempestad que alarmaron profundamente al capitán Golvín, pues no sólo había perdido la tercera parte de sus marineros sino que la mitad de los restantes estaban á bordo de las dos galeras apresadas; y unido esto á las averías sufridas por su propio barco, lo ponían en muy malas condiciones para arrostrar las tempestades de aquella peligrosa costa.

Indecisa se mostraba la victoria, y es fama que entre la densa nube de humo, y en el punto más formidable de la batalla, apareció un resplandor de gloria sobre la armada de la Liga, y en medio de él la Santísima Virgen del Rosario, a la que acompañaban legiones de arcángeles, que con sus espadas de fuego descendían y se metían en la pelea; milagro que la fe no repugna, pero que bien pudo ser visión de algún soldado devoto que luego lo contó y creyéronlo; que no señales de muerte por fuego del cielo tenían los turcos que muertos se hallaron en las galeras enemigas apresadas, sino de pelota de arcabuz, o de lombarda, y corte de espada, y golpe de pica, y astillazos y aplastamientos, por las entenas y jarcias que la artillería cortaba; y entre este pavoroso estrago, entre este humo, entre este fuego, y poco antes de que la victoria se declarase por los cristianos, un arcabuzazo alcanzó a Cervantes en la mano izquierda, y deshízosela, y otros dos le atravesaron el pecho, dejando en su persona las honrosas señales por las que, acometido por la malevolencia, dijo muchos años más adelante, cuando le injurió aquel Avellaneda, temerario continuador de Don Quijote: «Lo que no he podido dejar de sentir, es que me note de viejo y de manco, como si hubiera sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por , o si mi manquedad hubiera nacido en alguna taberna, sino en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan verlos venideros.

De Antonio Doria, La Fede, 1; de Bandinelo Sauli, 1; de Starti, 1; de Marí, la Patrona, 1: total, 4. De modo que, sin sangre, se hicieron dueños por entonces los turcos de 27 galeras y 14 naves, salvándose 17 de las primeras, que llegaron á Trápana, y 16 de las otras en varios puertos . II, cap. II, sube á 25 las naves apresadas. Otros anotan 28 galeras, una galeota y 27 naves apresadas.

Asido á una driza, contempló con emoción el espectáculo del mar alborotado, cubierto de innumerables olas y reflejando el negro color de las nubes. Las dos galeras apresadas seguían al Galeón á corta distancia, luchando también con el viento y las olas.

Golvín miró en dirección de las dos galeras apresadas; veíaselas á gran distancia, ya saltando sobre las olas ya cayendo pesadamente entre ellas. Si estuviesen más cerca, dijo el marino, todavía podríamos salvarnos. Por lo pronto, señor barón, convendría que os quitáseis la armadura, porque de un momento á otro podemos vernos en el agua. No acepto el consejo, respondió el caballero.

Imagínenselo triste, rabioso, colérico ¡colérico él, Dios mío! viendo acaso en el espanto y horror de sus ojos desmesuradamente abiertos, descender sobre su patria como un sudario de muerte, y sobre su corazón como una mano de hierro.... Perseguido por los Agentes españoles salió de Fernandina y llegó a New York. Allí le volvió la vida: ¡podía salvar parte de las armas apresadas!

El tío Ventolera se acordaba también de los relatos que hacía su padre de la época en que Ibiza tenía corsarios y llegaban a su puerto embarcaciones apresadas, con moras y moros cautivos.