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¡La sonrisa irónica, feroz, cortante del doctor!... Argensola no había conocido al viejo Madariaga, y sin embargo, se le ocurrió que así debían sonreir los tiburones, aunque jamás había visto un tiburón. Es la guerra afirmó Hartrott . Cuando salí de Alemania, hace quince días, ya sabía yo que la guerra estaba próxima. La seguridad con que lo dijo disipó todas las esperanzas de Julio.

Aquí tiene usted mi comedia; ó, mejor dicho, «nuestra comedia». Muy bien; la leeré otra vez. Y suponiendo que le guste á usted mucho, ¿cuándo podrá representarse? La temporada próxima. ¡Un año perdido, ó dos... ó acaso tres!... Bueno, á la juventud, para la que toda la vida es porvenir, el tiempo no le importa.

Mi madre tiene tantas relaciones, que yo encontraría fácilmente una ocupación si lo desease. En el día estoy apasionado del automovilismo. He encargado una máquina pequeña, práctica y elegante, que me será entregada en la primavera próxima, y si usted me permite hacerle los honores, sería muy dichoso, señora.

En uno de ellos aparecen dos ermitaños que van de camino al santo sepulcro, y expresan su aflicción por la muerte del Señor con sentidas palabras. Agrégase después á ellos la Verónica, y los acompaña en sus lamentaciones. Al llegar al sepulcro se arrodillan los tres y oran, y al fin se aparece el ángel, que anuncia la próxima resurrección.

Hubo un instante en que la alucinación de Moreno llegó a ser tan efectiva, que se incorporó, y cogiendo un libro que en la próxima silla estaba... «Mira, si no te marchas con tu pierna podrida...». Después cayó otra vez su cabeza en el sofá y se puso la mano sobre los ojos. «El infeliz se ha de buscar la vida de alguna manera.

Dentro, en su casa, es despótica para con el débil, el ignorante y el pobre ... y yo quiero la libertad general, que empieze por comprender al pobre, al ignorante y al débil: dentro es aristocrática, orgullosa, tiene clases , y esa sola palabra insulta. Por ventura la revolucion moral está próxima, y nada en verdad mas necesario, nada mas lógico, nada mas legal.

Su hija se veía muchas veces obligada a templarle y a quitarle las cartas de la mano para ponerse ella en su lugar. Ahora Clementina estaba de buen talante jugando en la mesa próxima: se reía de Pepa Frías porque se mostraba silenciosa y preocupada.

Y mientras matizaba con sus exclamaciones la relación de la joven, pensaba con alarma que ya estaban en la calle de Gracia y él todavía guardaba en el cuerpo, completamente inédita, la declaración que tanto le inquietaba. En cuanto llegasen a la próxima esquina, interrumpía a la joven, aun a riesgo de ser descortés.

Al terminar el baile que hacía el número cuatro, es decir, el anterior al vals que tenía comprometido con Amaury, Antonia fue a sentarse al lado de su prima para hacerle compañía hasta que la orquesta preludiase los primeros compases de la próxima danza.

La casa está rodeada de árboles y a un cuarto de hora de la población más próxima. No aún con exactitud de cuántos pisos se compone; las habitaciones no están todas las unas encima de las otras; se diría que el segundo piso ha bajado hasta el nivel del suelo a causa de un temblor de tierra. Por un lado no hay que subir ni bajar escaleras; por el otro hay que descender con peligro de la cabeza.