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Muñoz y Pabón fundados elogios, le califican de discípulo y de imitador o continuador de Fernán-Caballero.

Te lo declaro; sólo después que te he visto dirigir las cosas, es cuando he recuperado la confianza en el porvenir. Cuento contigo, Juan. serás el continuador de mi obra. ¡Ah! la realización de mi sueño sería que llegases a ser mi hijo a otro título... Pero, esto sólo puedo desearlo; no me corresponde intervenir.

Súpose todo ello muy pronto, y lo de las deudas perdonadas por el testador... y todo lo principal del testamento, porque esas cosas siempre se saben, por un poco que se cuenta y se declara, y otro tanto que se colige o se trasluce; elevóse por la candidez aldeana hasta las nubes el caudal en fincas y sonante heredado por ; y con eso y la idea que se tenía de mis riquezas particulares, creyéronme un portento de gran señor, tan pudiente como un rey; lo que no contribuyó poco, en mi concepto, a afirmar y engrandecer aquel respeto que ya me habían consagrado como a mero sobrino de mi tío y continuador de la dinastía y de la obra de los Ruiz de Bejos en la casona de Tablanca.

Si el concepto de la secreta oposicion del Rey al tratado no es bastante justificacion para los que lo atacaron, tampoco podrán librarles de la nota de rebeldes las correcciones tan laboriosamente hacinadas por el continuador de Charlevoix para restablecer el texto de Henis.

Lo que no podía escuchar en calma era que le preguntasen por Julián, creyendo siempre que pronunciaban su nombre con sobrada frecuencia, y hasta con cierto retintín malicioso. ¿Qué extraño había en que Julián la visitase, si era el amigo íntimo del pobre muerto, el continuador de sus negocios y el encargado de arreglar los asuntos de la testamentaría?

Lo que más cautivaba a su primo, en Rita, no era tanto la belleza del rostro como la cumplida proporción del tronco y miembros, la amplitud y redondez de la cadera, el desarrollo del seno, todo cuanto en las valientes y armónicas curvas de su briosa persona prometía la madre fecunda y la nodriza inexhausta. ¡Soberbio vaso en verdad para encerrar un Moscoso legítimo, magnífico patrón donde injertar el heredero, el continuador del nombre!

Es usted joven llegó a decirme , hecho y amoldado a la vida muelle y regalona de las grandes ciudades, y extraño enteramente, menos por su sangre, a este mundo en pequeño que rebulle y se agita entre los repliegues sombríos de estas comarcas grandiosas. ¡Qué lástima añadió , que todo esto junto sea un obstáculo, aunque no invencible, para que la labor de don Celso en Tablanca tenga en usted un apasionado continuador!

El joven se convirtió en su alter ego, en quien podía confiar con toda seguridad. Juan sería el continuador de su obra. Su naturaleza leal, su espíritu estudioso, su vida entera pasada en la fábrica y en la intimidad elegante de la familia de los Aubry, le habían formado una personalidad atrayente. Nada de ficticio había en él; marchaba en el mundo sin preocupaciones y sin artificios.

El obispo D. Pedro de Salazar, sobrino del célebre cardenal del mismo nombre y continuador de su rica capilla de Sta. Teresa, agrandó la capilla de S. Lorenzo y puso en ella altar á S. Pedro dotándole con lámparas de plata, vasos, alhajas y ornamentos, y una sacristanía con su competente cóngrua.

Grande y próspero ha sido el reinado de Abde-r-rahman I: su hijo Hixem, continuador de su sabia política, ha logrado ruidosos triunfos que contribuyen á consolidar la mas preciosa conquista sarracena: Al-hakem asciende ahora á la suprema dignidad en Córdoba, y se anuncia como príncipe de incomparables cualidades para la obra que está llamado á secundar, porque ama el bélico tráfago y le devora el deseo de la ciencia y de los deleites; pero tal vez mas próspero y grande, mas victorioso, mas sabio, mas ilustrado y mas fecundo en goces de toda especie, va á ser el reinado de Harun, de ese genio singular en quien brillan reunidas las dotes de todos los sultanes de España juntos. ¡Qué terrible competencia, qué triste rivalidad la de los dos imperios musulmanes, la de las dos providenciales familias de los Beni Abbas y de los Beni Umeyas, para las infelices provincias ya medio amortajadas en los girones de púrpura y oro de los Isaurios, ó aun medio envueltas en los cendales de la barbarie godo-germánica!