Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de mayo de 2025


Llamó al dormido, ya con más fuerza y aun con enojo, la hermosa indiana, y a poco se oyó un bostezo, luego pasos, y al fin apareció el incógnito, con los ojos cargados aún de sueño y con todas las muestras de que en lo mejor de él se le había interrumpido; y como doña Guiomar cuando le sintió que se acercaba se hubiese ido a un canapé o escaño que allí había, y se hubiese sentado, él tomó una silla baja que encontró al paso, y fue a sentarse junto a doña Guiomar, tocando su falda, y de tal manera que no parecía sino que hacía un siglo eran amantes, y con un desenfado tal, que aunque sin dar en la descortesía, parecía mostrar la confianza que él tenía en ser amado, si es que ya no lo era, y con toda el alma; mirábala él con codicia, aunque sin irreverencia, y ella le contemplaba asombrada por lo que en él veía, que harto claro se mostraba en sus ojos; y ni el uno ni el otro decían una palabra, y ella se turbaba más y más, y más y más se la encendía el enojado tal vez, y tal vez amoroso semblante, y él lo conocía y tal lo mostraba, que más y más ruborosa se mostraba ella, y más y más confusa.

No puedo olvidar aquella escena que presencié desde la puerta con otros criados, y voy a referirla. #Nota a pie de página:# Inés, confusa y ruborosa, no contestó nada, cuando el diplomático se fué derecho a ella llevando de la mano a D. Diego, y le dijo: Hija mía, aquí tienes al que te destinamos por esposo: mi sobrino, varón ilustre, a quien veremos general dentro de poco, como siga la guerra.

»La exención absoluta del pesado deber de tomar en cuenta sandeces y majaderías, no tiene precio en casos tales, con la doble ventaja de que, a título de niña inexperta y ruborosa, la más trivial ocurrencia suena en sus labios a ingenioso concepto, y toda claridad, por amarga y cruda que resulte, queda triunfante y sin réplica.

¿Yo? dijo con la ruborosa indignación de una virgen de cuya virtud se duda . ¿Y ustedes lo han creído?... ¡Nadie, nadie! exclamó Butrón soltando el resoplido inmenso de un gigante a quien quitan de sobre el pecho una montaña Nadie ha dudado ni por un momento de tu lealtad, hija mía querida, y cree que...

Juan estaba pendiente de sus labios. Cristeta suspiró; luego guardó silencio en larga pausa, mirándole fríamente, mostrándole impávida el azul profundo de sus ojos; se pasó la lengua húmeda por los labios secos, y muy despacio, levantando una mano y posándosela en el hombro, le dijo con melancólica solemnidad, al mismo tiempo que dejaba caer ruborosa los párpados de larguísimas pestañas.

Creyeron de pronto ver un animal dañino que se ocultaba detrás de la peña, pero Sofía lanzó un nuevo grito, el cual antes era de asombro que de terror, y dijo: Si es la Nela.... Nela, ¿qué haces ahí? Al oír su nombre, la muchacha se mostró toda turbada y ruborosa. ¿Qué haces ahí, loca? repitió la dama . Coge a Lili y tráemelo... ¡Válgame Dios, lo que inventa esta criatura!

Petra, sin atreverse a sentarse y sin querer dejar el puesto, miró al suelo ruborosa, hizo movimientos felinos, y se puso a retorcer una punta del delantal.... ¿Cansado? ¡bah! se atrevió a decir un mozo como usted.... La gaita y el tambor llenaban las bóvedas verdes con sus chorretadas, alegres ahora, luego melancólicas, cargadas siempre de ideales perfumes campestres, de recuerdos amables.

La gratitud por tan magno servicio exigía que Benedicta, entre ruborosa y complacida, murmurase un Pase usted adelante, aunque la casa no es como para la persona. Suponemos que esto o cosa parecida sucedería, y que Fortunato no se dejó decir dos veces que le permitían entrar en la gloria, que tal es para todo enamorado una mano de conversación a solas con una chica como un piñón de almendra.

A veces, con una timidez ruborosa y huyendo la vista, preguntaba a Ojeda por el estado de sus negocios. «¡Si tuvieras un dinero que necesito!»... Y cuando él, con apresuramiento, satisfacía su demanda, María Teresa parecía arrepentirse. ¡Qué vergüenza! ¡Yo pidiéndote dinero!... Es para algo importante; ya sabes... el pleito. Pero en fin, como hemos de casarnos, todo lo nuestro debe ser común.

Su fisonomía sonriente, ruborosa y expresiva con exceso, le había hecho pasar por novio de casi todas las damiselas á quienes se había acercado en su vida. Claro está que tales presunciones no tenían fundamento positivo; pero quizá si penetrásemos en los misterios de la psicología, hallaríamos disculpa para la ligereza de los vecinos de Vegalora.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando