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En las primeras semanas, Roseta veía con cierto terror la llegada del anochecer, y con él la hora de la salida... Temiendo á las compañeras que seguían su mismo camino, entreteníase en la fábrica algún tiempo, dejándolas salir delante como una tromba, de la que partían escandalosas risotadas, aleteos de faldas, atrevidos dicharachos y olor de salud, de miembros ásperos y duros.
Sorprendido y con el corazón lleno de amargura, se quedó Francisco un momento solo en la sala desnuda y vacía, escuchando el pesado andar y las risotadas de los campesinos que bajaban atropelladamente la escalera y percibiendo en medio de aquel ruido esas palabras dichas con burlona voz: «¡Muy bien! ¡Maltrecho y sin palabra, le ha dejado Simón a ese orgulloso parisiense!»
Pero los sátiros de pantalón encarnado las persiguen con saña, las atrapan aquí y allá y las traen cautivas enmedio de risotadas odiosas. Mientras tanto la pobre Consuelo, encima del árbol y bloqueada por tres de estos silvanos voluptuosos, se niega terminantemente a bajar mientras no se alejen por lo menos cincuenta varas. Ellos ¡los crueles! se niegan.
A menudo se juntaban ambas mesas, la de abajo y la de arriba, y se discutía, y se reía y se contaban cuentos subidos de color, y se despellejaba a azadonazos porque no cabe nombrar el escalpelo a Trampeta y a los de su bando, removiendo entre risotadas, cigarros e interjecciones, el inmenso detritus de trampas mayores y menores en que descansaba la fortuna del secretario de Cebre.
El caso es que llegó a mortificarme esta torpeza; y contribuyeron mucho a ello, más que las miradas dulzonas de Chisco, las risotadas brutales con que solemnizaba Chorcos cada enmienda que hacía su espingardón roñoso a los fracasos de mi escopeta.
¡No! ¿Oyes?... ¡Escucha tú también, Van-Horn! Todos aguzaron los oídos. Mientras por el lado de tierra seguían oyéndose los gritos salvajes de los australianos, hacia la bahía percibíanse risotadas, cantos y gritos proferidos por voces roncas, como de borrachos. ¡Gran Dios! exclamó Van-Horn . ¿Qué han hecho nuestros chinos? ¿Se habrán vuelto locos de miedo? dijo Cornelio.
Un poco se sobrecogió porque aquellos cafres no se distinguían por un respeto exagerado al clero y la nobleza. Por eso al pasar dijo en alta voz y muy finamente: Buenas noches nos dé Dios. Algunas risotadas indecentes fueron la única respuesta á tan cortés saludo. D. Lesmes quedó acortado, pero dijo para su capote: «Menos malo si paso con esto». Pero no pasó.
El jardín estaba oscuro, desierto; no se percibían más ruidos que el caer continuo de la lluvia sobre los enarenados paseos y las alegres risotadas de la murmuración de la servidumbre que comía reunida en una cocina de la planta baja. Lázaro, conociendo que tenía el campo libre y seguro, se aventuró a satisfacer su capricho.
¡Víctima ilustre ciertamente! ¿Nos atrevemos a decir que la agresión inicua y casi sacrílega de que había sido objeto el señor comisario, provocó algunas sonrisas y aun risotadas entre aquella gentuza, y que hubo quien entre dientes dijo que había tenido el chico la mejor sombra del mundo?... Digámoslo, sí, para eterno baldón de la clase chulesca.
Pagará el Batiste Borrull dos lliures de pena y cuatre sòus de multa . Pagará el Bautista Borrull dos libras como pena y cuatro sueldos de multa. Esparcióse un murmullo de satisfacción en el público, y hasta una vieja empezó á palmotear, gritando «¡vítor! ¡vítor!», entre las risotadas de la gente.
Palabra del Dia
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