United States or Finland ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero, señora, no por esto será bien que vuestra bondad me tenga por malévolo, pues no está obligado un porro como yo a taladrar los pensamientos y malicias de los pésimos encantadores: yo fingí aquello por escaparme de las riñas de mi señor don Quijote, y no con intención de ofenderle; y si ha salido al revés, Dios está en el cielo, que juzga los corazones.

Estamos en presencia de un libro de viajes escrito por una persona que, a pesar de haber viajado mucho, no es verdaderamente un viajero. El autor no siente la pasión de los viajes: soporta a su pesar las incomodidades materiales, se traslada de un punto a otro, pero maldice los fastidios del viaje de mar, el cambio de trenes, los pésimos hoteles, etc., etc.

Yo deseo todas las prosperidades imaginables a mis amigos, sin desear, no obstante, la muerte de nadie. Se dice que los chinos son pésimos artilleros, aunque se alaben de haber inventado la pólvora. Sin embargo, no hace falta más que un obús clarividente para hacer la felicidad de muchas personas. »Adiós, señora. Si yo le escribiese tanto como la amo, mi carta no tendría fin.

Seguían á éstos nada menos que 66 sastres, precedidos de un clarinero, vestidos de turcos, á su manera, con mucho de cintajos y medias lunas, estandartes y escudos, donde iban escritos pésimos versos en elogio del rey, que no había más que pedir.

El día siguiente las galeras partieron de allí é fuimos al Seco del Palo, donde hallamos algunas naves de las nuestras surtas, y fueron llegando de día en día las que faltaban, y las ocho galeras que arriba digo: así por la dilación de la llegada de las naves, como por ser los tiempos muy pésimos y contrarios, al Duque le fuerza estar allí muchos días, en los cuales, así porque la gente iba muy cansada y fatigada de la larga navegación y trabajo de aquel invierno, como por la mutación de los aires y ser las aguas muy suaves, se inficionó una enfermedad y pestilencia tan grande, que se echaban cada día gran cantidad de cuerpos á la mar; é visto esto, é que aún no habían llegado algunas naves en que iba infantería española é alemana é vituallas, é que el tiempo era contrario para ir á Trípol y las naves estaban con gran peligro de dar al través como había dado la nave Capitana, acordó el Duque de tomar parescer de todos los que éramos del Consejo, para que se viese lo que se había de hacer é mas convenía al servicio de V. M. é al bien de la empresa á que íbamos.

Practicose esto de un modo permanente, respecto a dos hombres que colgaban ya de las ramas de un sicomoro, en la hondonada, y de un modo temporal con el destierro de otras varias personas de pésimos antecedentes.

El escribir entonces será de veras sacerdocio: algo de devotísimo y sagrado que no se tomará por oficio. Se escribirán pocos libros medianos. Sólo se escribirán algunos buenos. Y se escribirán muchos pésimos, por los alucinados de la gloria; pero esto no obsta, porque el rió del olvido los arrastrará en su corriente, a poco de haber salido a luz y sin dejar huella ninguna.

Este tal Dawson es el tipo más acabado de la mala educación y pésimos modales; sin embargo, le he alcanzado a oír que le decía a su hija, hace dos días, que estaba pensando seriamente en manifestarse a favor de la reforma y entrar en el Parlamento. ¡Ah! ¿qué diría la pobre Mabel si supiese semejante cosa?

Insensato discurrir de los indiferentes en materias de religion. Impropio fuera de este lugar, un tratado de religion, pero no lo serán algunas reflexiones para dirigir el pensamiento en esta importantísima materia. De ellas resultará que los indiferentes ó incrédulos son pésimos pensadores.

Esta falta de cultura literaria y filosófica que en Zola se advierte, y de que tanto provecho han sacado sus adversarios, sin llegar por eso a obscurecer la genial perspicacia con que juzga de las obras en particular, explica la flaqueza de sus teorías, los pésimos argumentos con que las explana y defiende, el aparato con que presenta como descubrimientos y novedades las máximas de crítica más triviales y manoseadas, y las fórmulas absurdas que da a algunos pensamientos, por otra parte muy razonables. ¿Quién no ha de sonreírse del candor mezclado de soberbia con que confunde a cada paso los términos de la ciencia y los del arte? ¿Quién podrá sufrir que, por todo sistema de estética, se nos un trozo de la Introducción de Claudio Bernard al estudio de la medicina experimental? ¿Ni cómo llevar con paciencia el que unas veces se asimile el arte con una estadística y otras con una clínica, y se le , por única misión, el recoger y coordinar documentos humanos?