United States or Qatar ? Vote for the TOP Country of the Week !


Yo, por ejemplo, sería un flauta pasable, pero ¡por cuanto hay no me atrevería a escaparme de casa y a ir por esos mundos hasta Rusia, tapando huecos en una orquesta! Acaso a mi dignidad y a mi independencia les estuviera mejor emprender esa carrera; pero ¡antes me tiro al agua! El azar... lo imprevisto... el pan dudoso, ¡qué miedo!

AZUCENA. He orado por ti toda la noche; es lo único que puedo hacer ya. MANRIQUE. Descansad un momento. AZUCENA. Yo quisiera escaparme de aquí, porque me sofoca el aire que aquí respiro... porque van a matarme. Pero me defenderás, no consentirás que te roben a tu madre. MANRIQUE. ¡Gran Dios! AZUCENA. Pero estoy afligiéndote, ¿es verdad? MANRIQUE. No; decid, decid lo que queráis.

Pero, criatura, si usted no acaba de declararse. ¿Quiere usted que tengamos el cargo de conciencia de verle escaparse por la corbata el día menos pensado por falta de cuatro palabritas? Bueno, pues déjeme usted escaparme. Ni a usted ni a nadie le ha de venir ningún perjuicio por eso... Acaso valdría más que sucediera añadió por la bajo, con voz conmovida y pugnando por detener las lágrimas.

Á Dios gracias logro escaparme de aquel nuevo Pandemonio. Por fin, ya respiro el aire fresco y desembarazado de la calle; ya no hay necios, ya no hay castellanos viejos á mi alrededor.

Sentí de pronto alzarse dentro de una protesta de mi libérrimo albedrío, y con ella la nostalgia de la ciudad; pero con una fuerza tan nueva y tan irresistible, que, sin saber, cómo, me vi encarado otra vez al camino real y poseído de un vehementísimo deseo, de la tentación pueril y desatentada... de «escaparme por allí».

Vamos; sales del paso con un madrigal... Pero piensa que lo que Dios te ha dado, puede quitártelo. Me estremecí, y él, que lo vio, siguió diciendo con dulzura y estrechándome contra su pecho: La experiencia prueba, hija mía, que todo lo que vive tiene que morir, y no he de escaparme yo de la ley.

De escaparme ; porque había vuelto a imponérseme esta idea, no como la primera vez que la sentí pasando por mi cerebro como una ráfaga, sino como un prurito irresistible que iba desbaratando por momentos la obra de mi aclimatación, casi a punto de terminarse ya.

Después pensó dejar un recuerdo alegre y divertido en la cárcel. Cogió la cantarilla del agua y le puso su boina y la dejó envuelta en el trozo que quedaba de manta. Cuando se asome el carcelero podrá creer que sigo aquí durmiendo. Si gano con esto un par de horas, me pueden servir admirablemente para escaparme.

Ahora bien, ¿qué hubieran hecho ustedes si se les colocase delante del rostro, a dos dedos de la boca, una mano semejante? Besarla, estoy seguro. Pues eso es cabalmente lo que yo hice: besarla y escaparme riendo sin echar siquiera una mirada a su dueño. Detrás de gran algazara y muchas carcajadas femeninas, por lo cual comprendí que se me perdonaba de buen grado la audacia.

Pues escucha, Juan: mañana, a las dos en punto de la madrugada, abre de par en par la puerta principal del castillo nuevo, la que da al frente ¿entiendes bien? ¿Estará usted allí, señor? Nada de preguntas. Haz lo que te digo. Da cualquier excusa para salir de tu cuarto. Nada más exijo de ti. Y una vez abierta la puerta ¿puedo escaparme por ella? , a todo correr.