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Iremos, iremos dijo el tacaño con efusión, olvidándose de lo que antes había pensado respecto al campo á que iría Martín muy pronto. , y nos divertiremos mucho, y daremos limosnas á todos los pobres que nos salgan.... ¡Qué alivio siento en mi interior desde que he hecho ese beneficio!... No, no me lo alaben.... Pues verán: se me ocurre que aún les puedo hacer otro mucho mayor.

12 los jóvenes, y también las doncellas; los viejos con los niños, 13 alaben el Nombre del SE

El Autor de un libro precisamente ha de conseguir que le alaben sus amigos, si los busca de propósito para este efecto. Los Aprobantes tienen el estilo de quedarse admirados á la primera linea, pasmados á la segunda, y atónitos antes de acabar la cláusula.

3 Alaben su Nombre con baile; con adufe y arpa canten a él. 4 Porque el SE

7 Los dirigió por camino derecho, para que viniesen a ciudad de habitación. 8 Alaben al SE

¡Pasito, mi señor don Quijote de la Mancha! -dijo el duque-, que adonde está mi señora doña Dulcinea del Toboso no es razón que se alaben otras fermosuras.

No quiero que me estimen ni me alaben Las propias ni las bárbaras naciones, Porque en mi pecho sus grandezas caben. No son los capitanes Cipiones Ni Alejandros los reyes, si no saben Vencer sus apetitos y pasiones. Salen los soldados PERALTA, ORTU

Las coplas, decimas, sonetos, y otras superfluidades, que vemos al principio de algunos libros, significan dos cosas, es á saber, que hay grande abundancia de malos Poetas, y que el Autor gusta que los ignorantes le alaben, lo qual es efecto de desordenado amor propio. Las aprobaciones comunes son indicio del amor propio de los Escritores, y de sus Aprobantes.

18 Enviará su palabra, y los derretirá; soplará su viento, y fluirán las aguas. Alelu-JAH. 1 Alelu-JAH Alabad a Dios desde los cielos; alabadle en las alturas. 3 Alabadle, el sol y la luna: alabadle, todas las estrellas de luz. 5 Alaben el Nombre del SE

a pie, solo, intrépido, magnánimo, con sola una espada, y no de las del perrillo cortadoras, con un escudo no de muy luciente y limpio acero, estás aguardando y atendiendo los dos más fieros leones que jamás criaron las africanas selvas. Tus mismos hechos sean los que te alaben, valeroso manchego, que yo los dejo aquí en su punto por faltarme palabras con que encarecerlos''.