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Para la Historia Natural, solía la maestra llamar en su auxilio al león del Retiro, y únicamente en la Química se quedaban los dos parados, mirándose el uno al otro, concluyendo ella por meterle en la memoria las fórmulas, después de observar que estas cosas no las entienden más que los boticarios, y que todo se reduce a si se pone más o menos cantidad de agua del pozo.

Y qué te equivocabas, ¿por qué?... ¿pretendes imponerme, también, tus ideas o fórmulas de amor filial?... ¿me consideras capaz de la villanía de proclamar mi amor a mi madre como el más grande de los que mi corazón puede y debe sentir? ¡Melchor!... ¡Pero qué estás diciendo, por Dios!... ¿, el hijo amantísimo, hace dos meses, vas a declarar ahora que no quieres a tu santa madre?

No había que hablarles de ninguno de esos instrumentos físicos que nos guían y nos dan fórmulas las más exactas, pues iban con los ojos cerrados y envueltos entre tinieblas. Estaban como aterrorizados, confiésanlo sin rebozo, empero no había nadie capaz de desaferrarlos de sus ideas.

Tenía el sentimiento precoz de las fórmulas parlamentarias, no conocidas aún en el mundo, y decía gravemente: Señora Eva, permítame su señoría una pequeña interpelación: ¿puedo tomar un poquito de pan? La madre apelaba á su auxilio cada vez que tenía necesidad de mantener tranquila á la numerosa prole, mientras se consagraba á la confección de sus trajes.

En verdad que aquel testamento no podía ser más breve, porque después de la profesión de la fe y de las fórmulas de derecho, en esta sola cláusula se contenía: »Es mi libre voluntad y firme determinación, dejar heredada en todos mis bienes inmuebles, dinero, joyas y ropas, y de todo lo que poseo, a mi amiga, que tal como a mi hermana amo, doña Margarita de Ledesma

Según los decretos de los sabios y magos que lo ligaron a la vigilante custodia de tanta riqueza por las fórmulas y figuras nigrománticas de las ciencias ocultas, preveía que estando en continuo acecho pudiera ofrecerse ocasión oportuna y valedera para volver a poseer la inestimable joya del collar.

Las lecciones que Maximiliano le daba referentes a cosas de urbanidad y a conocimientos rudimentarios de los que exige la buena educación eran tan provechosas, que le bastaban a veces indicaciones leves para asimilarse una idea o un conjunto de ideas. «Aunque te estorbe lo negro le decía él , me parece que tienes talento». En poco tiempo le enseñó todas las fórmulas que se usan en una visita de cumplido, cómo se saluda al entrar y al despedirse, cómo se ofrece la casa y otras muchas particularidades del trato fino.

En el confesonario se le ofrecían casos de conciencia complicados, que no entraban en las fórmulas de los libros que había estudiado. Viéndose apurado para resolverlos, acudía a D. Miguel en demanda de luces; le exponía tímidamente el caso pidiéndole consejo.

Antes de almorzar, envié, bajo sobre cerrado, una tarjeta a Pepe Guzmán, con el ruego de que no faltara por la noche a mi casa. Este trámite era del programa formado por . Un detalle que recuerdo bien: al escribir en la tarjeta lo poco que necesitaba, anduve tanteando fórmulas hasta encontrar una en que no se diera tratamiento alguno a mi amigo. ¡Y de qué buena gana le hubiera tuteado!

Del estado de la ciencia náutica entonces, de las cartas, instrumentos, fórmulas, de que en la navegación se pudieron utilizar, también se ha hecho estudio auxiliar de los otros; con todo, no satisfacen en junto á la curiosidad, deseosa de penetrar cuanto atañe á la vida de los expedicionarios en su temerosa empresa.