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Las plantas de jazmines parecen cubiertas de blanca espuma, las rosas primaverales abren sus cálices, y los botones de los tilos empiezan a abrirse. Gertrudis, sentada en el emparrado, ha dejado caer su labor sobre las rodillas y se abandona al ensueño. El perfume de las flores, el calor del sol le han turbado la cabeza; pero poco importa eso.

Especialmente en primavera, cuando el suelo está empapado en las nieves fundentes, los desmoronamientos, los montones, las erosiones alcanzan proporciones tales, que toda la montaña parece que se derrumba y emprenda el camino de la llanura. Un día de calor húmedo y suave, me había metido en un alfoz de la montaña para ver otra vez las nieves antes de que se las llevaran las aguas primaverales.

En torno del kiosco de la orquesta había una masa de suaves colores, formada por los sombreros femeninos, los trajes primaverales, los inquietos abanicos. Frente á las terrazas se extendía el mar entre promontorios color de rosa. Las velas lejanas parecían arder, enrojecidas por el sol moribundo.

Con las lluvias primaverales y los cambios de temperatura se le renovaron los dolores, complicándose con pertinaz afección reumática, y el pobre señor estuvo mes y medio sin poder moverse de un sillón.

Un zapatero de fuera, zapatero de lujo, viene a establecerse en esta misma calle. Es un protegido de la duquesa de Somavia. Conque.... Ojo al Cristo, que es de plomo. Para competir, tendréis que apretar. Díselo al franchute. Que suelte mosca. En esto que, con ágil y perfumado revoloteo de brisas primaverales, se hizo presente una dama. Llegar ella y escapar el prestamista, todo fué uno.

Tras el deber, el placer; ahora la selecta multitud se dirigía al paseo, convidada de la música y de la alegría de un benigno domingo de marzo, en que el sol sembraba la regocijada atmósfera de átomos de oro y tibios efluvios primaverales. Amparo se dejó llevar por la corriente y presto vino a encontrarse en el paseo.

Los cabellos son tan abundantes y sedosos, cubren su cabeza de una manera tan graciosa, que al mirarlos se piensa sin querer en mil cosas amables: en el cielo azul sin nubes, en las canciones primaverales de los pajarillos, en el florecer de las lilas.

P. D. ¡Cuidadito con no escribir! Te castigo: no vuelvo a pensar en La carta de Angelina fué para mi alma entristecida como el rayo del sol que disipa en valles y riberas las brumas que dejó la tempestad. Me sentí dichoso y feliz, feliz y orgulloso de ser amado. Algo como un soplo de primaverales vientos inundó mi alma y vino a reanimar mi desmayado corazón.

Y embriagado cada vez más por la luz meridional y aquellos perfumes primaverales en pleno invierno, torció por una callejuela, dirigiéndose al campo. Al salir del antiguo barrio de la Judería y verse en plena campiña, respiró con amplitud, como si quisiera encerrar en sus pulmones toda la vida, la frescura y los colores de su tierra.

Un ayuda de cámara irlandés se encargaba de contestar, imitando su firma, los centenares de cartas femeniles que llegaban semanalmente de todos los extremos del planeta pidiendo á Gould un autógrafo sentimental. Mina vió su casa, elegante edificio de madera, verde y blanco, entre jardines siempre primaverales.