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Por espacio de un mes lo menos, y hasta que le vieron bien encarrilado, ni una silla le dejaron libre más que la que estaba próxima a la más joven de las chicas de D. Cristóbal. En el juego de la lotería, al cual se entregaba con pasión desordenada aquella sociedad, Nuncita se encargaba, sin que nadie se lo pidiese, de buscarles cartones que fuesen combinados.

Resolvieron que lo práctico en aquel momento era llevar la niña a casa de Quiñones. El barón se encargaba de entregarla.

Por último quiso aprovechar unas grandes marismas que había cerca de Sarrió. Todas estas empresas habían fracasado, sin saber nadie por qué. Delaunay era inteligente, ilustrado, laborioso. Conocía cada industria que iba a ejercitar como el más competente maestro; encargaba los aparatos a Inglaterra, los montaba y los hacía funcionar felizmente, obteniendo productos muy aceptables.

Y tras este saludo, cambiado con toda la gravedad propia de una gente que lleva en sus venas sangre moruna y sólo puede hablar de Dios con gesto solemne, se hacía el silencio si el que pasaba era un desconocido, y si era íntimo, se le encargaba la compra en Valencia de pequeños objetos para la mujer ó para la casa. Ya era de día completamente.

Allí esperaba Juanito la aparición de Tónica, que todos los domingos, por hallarse libre del trabajo, se encargaba de la compra, evitando esta operación a su compañera, cada vez más falta de vista.

Todos los troncos de caballos y mulas, así como los corceles de silla del millonario, habían salido de las grandes cuadras que tenía adosadas a la bodega; y con ellos, los brillantes arreos y los vehículos de todas clases que compraba en España o encargaba a Inglaterra, con su prodigalidad de rico, imposibilitado de poder demostrar de otro modo su opulencia.

Por las mañanas, antes de ir a la oficina, daba una vuelta por la casa: el general le encargaba algunos recados o visitas que no podía hacer personalmente ni confiar a ningún criado, la condesa, menos escrupulosa que su marido, le hacía muchas veces desempeñar oficios humildes: como comprar juguetes para los niños, pagar algunas cuentas al joyero, etc.

Ella misma se encargaba de ir llenando el vaso del convidado con una bebida de su invención, á base de champaña, que anestesiaba la boca con arañazos de frescura y de cauterio y hacía subir á las fosas nasales un perfume de flores raras y especias asiáticas. Hablando de la difunta princesa, acabó por mencionar á su propia madre. Vivían las dos en abierta hostilidad.

Su entusiasmo era inconmovible, a prueba de bomba, no ocurriéndosele jamás que su matador pudiera dejar de ser como él le creía. Ni una crítica, ni una recriminación por el fracaso; antes bien, él mismo se encargaba de excusarle, añadiendo a esto el consuelo de sus buenos consejos. estás resentío aún de tu cogida.

Y así encargaba no se buscase ni la lámpara ni al ladron y recomendaba á sus sucesores no se arriesgasen á comer en ninguna casa particular, sin estar rodeados de alabarderos y guardias.