United States or Guinea-Bissau ? Vote for the TOP Country of the Week !


Carmen había llorado sobre aquel noble corazón con un silencioso llanto contenido y acerbo, que era acaso, más que el desahogo del dolor presente, el presentimiento agudo del futuro dolor. Todo cuanto te ocurra, me lo contarás le había suplicado el joven . Si sufres, si necesitas algo, me lo dirás en seguida; prométemelo. Ella le miró fijamente a los ojos y preguntóle: ¿Lo mandó mi padrino?

¿Va usted esta noche a casa de doña Silvia? preguntole Rubín. Eso pienso. Si sales me dejarás allá, y luego irás a buscarme a las once en punto. Esto contrariaba a Maximiliano, porque le tasaba el tiempo; pero no dijo nada. Y esta tarde, ¿sale usted? preguntó luego deseando que su tía saliese antes de comer, para verificar, mientras ella estuviese fuera, la sustitución de las huchas.

Soledad, de mala gana, dió algunos pasos hacia él. ¿Qué arrechucho es el que te ha cogido, niña? preguntóle riendo. Soledad alzó los hombros con desdén y profirió gravemente: Hágame usted el favor de decirme lo que se le ofrece, que tengo prisa.

Acercóse entonces un hombre de aspecto modesto que traía una carta en la mano, y preguntóle sin ceremonia si la señora condesa de Albornoz era ella misma; la altiva dama dignóse tan sólo responder con una ligera inclinación de cabeza, y el hombre le entregó entonces la carta, entrándose al punto en Loyola, de donde había salido, por la escalinata de la portería.

Yendo caminando, llegó a la reja de la entrada, donde se halló con un joven paisano, de trece a catorce años, que quedó sorprendido al verlo; el barón creyó reconocer en él a un muchacho empleado en una posada del pueblo. La turbación del muchacho fue tanta, que el señor de Maurescamp, a pesar de sus preocupaciones, no pudo dejar de notarla. ¿Qué quieres? ¿A dónde vas? preguntole.

Consiguió arrancarle diez duros: se fue a su cuarto y dio rienda suelta a las lágrimas que había podido reprimir. Su marido la encontró con los ojos hinchados. ¿Por qué has llorado? preguntole impetuosamente. Por nada, hombre; no te asustes. Son cosas de mujeres. ¿No sabes el estado en que me encuentro? Se convenció. Había oído a los médicos hablar de estas crisis.

Por fin... ¿qué? preguntole la otra con cara de pascua, al ver lo indefinible de la de su amiga. Que se decidió... eso. Y ¿cuál es eso? ¡Jesús, y qué torpe estás hoy de entendederas! ¿Qué ha de ser eso más que... lo de Gonzalo? ¡Lo de Gonzalo! Y ¿qué le pasa a Gonzalo, hija mía? ¡Caramba con la chica ésta!... Que me caso con él. ¿Lo entiendes ahora?

¿Es para algún asunto de conciencia, hija mía? preguntole el prelado dulcemente, dándole al mismo tiempo su anillo a besar. , señor respondió la joven con voz alterada por la emoción. Es para un asunto de la conciencia de Su Ilustrísima. ¿De mi conciencia? exclamó el obispo, irguiéndose lentamente y dejando caer sobre ella una mirada de sorpresa y curiosidad.

Yo bien, gracias a Dios dijo el Mayorazgo sin hacer un gesto. ¿Usted fuma? le preguntó el candidato sacando la petaca. Algunas veces, si el tabaco es bueno respondió el otro. Pues ahí va uno de la Vuelta de Abajo. Se estima refunfuñó el obsequiado mordiendo la punta. Y ¿qué tal andamos por acá? preguntóle el candidato, deseando arrancar siquiera un gesto de interés a aquel pedazo de bárbaro.

Preguntóle Dorotea qué era lo que hacer quería.