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El paisano se dice: «Mi hijo ha de ser paisano como yo; poco importa que no aprenda a leer ni escribir, con tal que sepa ganar dinero y tenga fortunaAsí, léjos de enviarle a la escuela, le asocia á todos sus trabajos, le hace siervo del campo y del arado, y le trasmite rigorosamente sus preocupaciones y costumbres.

¿Que no se las quieren comer? repuso el paisano. ¡Anda, anda! ¡Pues si no las guardases bien, ya darían buena cuenta de ellas! ¿verdad, D. Andrés? Tiene usted unas hijas muy guapas dijo éste, ya sereno. Pero la que más le gusta a usted es Rosa. ¡Padre! volvió a exclamar la chica con voz angustiada. Verdad que ... Pero como yo no le gusto a ella, no tendrá usted necesidad de poner garduñas.

¡Pero, mujer, si es el paisano Barragán! ¿No ves que es el paisano Barragán...? Ven acá, Barragán, ven a saludar a mi mujer. ¡No, no! gritó Elena dando un salto atrás y disponiéndose a correr. Costó trabajo convencerla de que el paisano Barragán no era un secuestrador y aún no pudo llegar a convencerse por completo. La verdad es que jamás bandido ni criminal alguno tuvo un aspecto más aterrador.

La muchacha, que algo más lejos, sentada en el suelo, miraba pastar a unas vacas, también se volvió instantáneamente. ¡Diablo de señorito! exclamó el paisano tranquilizándose inmediatamente. Me ha asustado... Salta como un contrabandista. La muchacha le miró fijamente sin despegar los labios. Dispensen ustedes dijo Andrés un poco acortado.

Un buen día se encuentran con un paisano y amigo recién venido, a estar a su declaración que les habla de la familia ausente, de la carta última que ha recibido, de las noticias en ella consignadas, relativas al estado de ánimo y fortuna del pariente que está en América, y éste cree a pie juntillas que quien le habla es efectivamente persona de su pueblo, amigo de los suyos, uno de esos seres indiferentes, cuyo recuerdo se ha borrado de la memoria con el transcurso del tiempo.

La hermana portera no pudo decirlas sino que la víspera vio hojear a Tirso un indicador de ferrocarriles; que, vestido de paisano, salió en persona a buscar un coche de punto y que, ayudando al simón a levantar su baúl, dijo: A la estación del Norte.

Para ganar á éste á la santa fe, se empeñó un cristiano, joven también y su paisano, llamado Diego, y á pocos lances le redujo, porque no le había aún corrompido el corazón con la malicia; y más por ignorancia del entendimiento que por mala disposición de la voluntad, no seguía lo bueno, porque no conocía la verdad.

Acompañé al paisano en busca del comerciante; preguntamos en una cordelería de la orilla del río, y nos dirigimos a una tienda de objetos navales del muelle de Borgoña, casi en el centro de la población. Era una covachuela a más bajo nivel de la calle, que tenía unos escalones desde la acera.

En los labios sinuosos del paisano se dibujó una sonrisa feroz y se dirigió hacia el sitio que ocupaba. Pero al pasar cerca de la mesa de los literatos percibió a Tristán y exclamó sonriente y espantoso: ¡Adiós, Tristanito! Hace ya una temporadita que no nos hemos visto. ¿Cómo va esa salud? Por Clarita y el chiquitín no le pregunto porque que están buenos. Nanín me lo ha dicho esta tarde.

El tema de su conversación casi siempre era el mismo, á saber, el ningún deseo que tenía ya de aumentar su riqueza, ni aun de cuidar de su hacienda. Llegaba un paisano y le proponía la compra de algún trozo de terreno. D. Félix se ponía encrespado como si le hiciese alguna ofensa.