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¿Qué quieren esos obreros que arman tanto escándalo? ¿Qué quieren esos carpinteros? ¿Qué quieren esos fontaneros? ¿Qué quieren esos fumistas? ¿Qué quieren esos empapeladores?... Quieren arreglar el mundo, intacto desde la Revolución francesa, para que tire una temporadita de algunos siglos. ¡Si se les pudiese decir que volviesen otro día!... Pero es inútil, y hay que resignarse a todas las molestias de vivir en una casa donde se están haciendo reparaciones.

Vamos a ver, ¿por qué no había yo de seguir con esta mujer hasta que nos cansáramos, y después, sin reñir, separarnos pacíficamente como dos buenos amigos que han hecho juntos un negocio? ¿Dónde mejor negocio que pasar una temporadita en plena felicidad? Y en seguida, lo mismo con otra.

Al oír esto San Pedro, volviéndoles la espalda, echó tranquilamente el cerrojo a la puerta del cielo y luego encarándose con el artista y el clérigo les dijo: Vaya, vaya, ¡largo, fuera de aquí los dos! , deán, al purgatorio una temporadita por mal genio; y , pintor, tonto de capirote, al limbo, como si fueras niño sin uso de razón. ¡El Trabajo en la catedral! ¡Qué oportuno!

Lo más tónico es ir a algunas aguas en Alemania o Francia; pasar luego una temporadita a la orilla del mar en Biarritz, en Trouville o en Brighton, y acabar el verano, antes de volver a esta villa y corte, en algún magnífico château o cosa por el estilo, que debemos poseer, si es posible, en tierra extraña, y cuando no, aunque esto es menos comm'il faut, en nuestra propia tierra española.

Tal negativa puso nuevamente ante los ojos de la dama la ideal perspectiva de un viaje a aquel famoso sitio de recreo. «Arcachón». ¡Con qué música deliciosa sonaría en las visitas de otoño esta frase que, de puro aristocrática, tenía algo del crujir de la seda: «Hemos estado en Arcachón». Bastaba esta chispa para hacer estallar otra vez la tormenta en aquel ahuecado cerebro, mientras el de Bringas hervía en consideraciones económicas: «¡Pasar una temporadita en Francia sin gastar un real!...». Los dos esposos estuvieron durante largo rato contemplando y revolviendo sus propias ideas, sin comunicárselas ni cambiar una palabra.

De todo lo cual colegía don Juan que no se trataba de una mujer vulgar, buena para poseída una temporadita, a quien se pudiese luego echar o devolver a la circulación como se compra y revende un caballo de lujo. Resumen: primero: Cristeta era una verdadera conquista, inapreciable, sabrosísima, pero también un origen de pavorosa responsabilidad.

Señor, yo no le digo que deje esto... Únicamente, que salga una temporadita, a ver cómo le prueba.... Apartándose usted de aquí algún tiempo, no sería difícil que Sabel se casase con persona de su esfera, y que usted también encontrase una conveniencia arreglada a su calidad, una esposa legítima.

Hoy me pongo a reflexionar, echo a volar la imaginación y me finjo vagamente mil absurdos. Por esto también quiero que me devuelvas a Braulio cuanto antes. Vente con él a pasar una temporadita en esta corte. Verás lo que te diviertes en el teatro Real y en los Bufos y la Zarzuela. Nuestra casa en un chiribitil y no tenemos cuarto que ofrecerte; pero comerás con nosotras de diario. Adiós.

En los labios sinuosos del paisano se dibujó una sonrisa feroz y se dirigió hacia el sitio que ocupaba. Pero al pasar cerca de la mesa de los literatos percibió a Tristán y exclamó sonriente y espantoso: ¡Adiós, Tristanito! Hace ya una temporadita que no nos hemos visto. ¿Cómo va esa salud? Por Clarita y el chiquitín no le pregunto porque que están buenos. Nanín me lo ha dicho esta tarde.

Y aunque no llegue a oírte, por el rastro que va dejando aquí la vida que haces, tendrá que conocerla. Es el último estruendo de ella respondía la pecadora sonriendo . No lo dudes: estoy preparándome para ser juiciosa. De tarde en cuando desaparecía por una temporadita para visitar a Luz.