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Decidió por fin legar todo su caudal a algún amigo, y resolvió hacerlo a favor del Príncipe de Sant' Andrea, prócer bondadoso y magnánimo Mecenas. Instituyo por mi único y universal heredero, empezaba a dictar el Cardenal, cuando sonó leve toque en una puerta. ¡Adelante! exclamó el Prelado, y apareció en el umbral un sirviente vestido de negro.

En París conoció á Teodoro de Banville, su maestro predilecto; á Baudelaire, Leconte de Lisle, Cátulo Mendés, Bataille, Monselet y demás contertulios del cafetín de «Los Mártires», y figuró entre los fundadores del grupo El Parnaso Contemporáneo, que tantos nombres había de legar á la posteridad.

Un marido que ve á su mujer entrando con un hombre en una secreta alcoba, no habría sentido más ira, ni más celos que Cabesang Tales viendo á aquellos dos dirigirse á sus campos, á los campos por él trabajados y que creía poder legar á sus hijos.

Mi esposo ha comprado unas fincas con el dinero que su hermano le ha prestado. Estas fincas le han costado diez mil pesos. ¡Dios quiera que hagamos fortuna para poder legar a nuestros hijos una pequeña posición que les permita vivir sin privaciones! Tengo en mi poder las Confesiones de San Agustín, libro que estimo muchísimo; esta mañana he visto con placer que Alfonso lo estaba leyendo.

Pensaba legar una parte de su fortuna á ciertos sobrinos que tenía en España y á los que apenas había visto; pero lo más considerable de su riqueza sería para Carlitos.

Entre nosotros, el progreso del liberalismo es bastante satisfactorio, si se considera que surgimos a la refulgente libertad moderna desde la miserable intelectualidad medioeval, tan celosamente preservada por los frailes en la España y en sus colonias; que aun no llevamos un siglo de vida independiente y que su primera mitad fue, fatalmente, la prolongación del terrorismo y del oscurantismo coloniales, que hicieron fracasar la temprana iniciativa liberal de Rivadavia, y proscribieron la ilustración clausurando las escuelas en la época de Rosas, después de la cual fueron reabiertas bajo la férula de los sacerdotes beneficiarios en todas las épocas de salvajismo; que nuestra instrucción pública sólo es aproximadamente laica desde 1884; que hasta el setenta y tantos los internos de los recientes colegios nacionales solíamos tener que fugar, todavía, saltando las paredes del fondo para escapar a la confesión obligatoria en semana santa; que la humanidad no produce sino un educador en cada siglo, como dijo Emerson, y que recién empezamos a no echar de menos a Sarmiento en la dirección superior de la instrucción pública; que nuestra ley de matrimonio civil es de ayer y la estadística arroja, ya en nuestra gran capital dos tercios de matrimonios sin intervención del cura; que la casi totalidad de nuestros hombres maduros tuvieron fresco el entendimiento cuando estaban verdes y no se habían difundido aún, con los ferrocarriles y la prensa, las ideas y los sentimientos modernos, cada día más amplios en el amor a la verdad y a la humanidad, que inducen a las almas bien templadas a trabajar en este mundo de los vivientes para dejarlo a su partida mejor que lo encontraron a su llegada, a la inversa de ese mezquino sentimiento de los creyentes en la magia religiosa que los induce a dar y legar a las iglesias para el bien de su alma exclusivamente.

Era propiedad de una vieja devota que, por legar toda su fortuna á la Iglesia, se negaba á vender el edificio á Sánchez Morueta, dándose la satisfacción de tener por inquilino á uno de los primeros ricos de Bilbao.

La vanidad de éste, que vería en ello un medio seguro de legar su imagen a la posteridad, le haría desearlo: su rango lo justificaba; pero Velázquez puso en la obra tal empeño de acercarse a la perfección, que en su género no se concibe mejor.

Fuera del kilómetro cúbico está para mis silfos lo infinito, desconocido e insondable. Viven en una hora; pero su inteligencia es tan rápida y tan sutil, que en esta hora tienen tiempo de sobra para instruirse, enamorarse, propagarse, seguir una carrera, elevarse a las más altas posiciones, legar un nombre ilustre a su legítima prole, y hasta cansarse de la vida y apelar al suicidio.

Legisladores de alta inteligencia Que encendieron la luz de la esperiencia Para legar un pacto al porvenir, De Independencia el acta formularon Y entre rayos y truenos proclamaron Decálogo del nuevo Sinaí.