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I no imaginen los de la opinion contraria que echan por el suelo mis argumentos con decir que está escrito en las leyes; porque sabido es que los legisladores son hombres, i por tanto sujetos en todo á las miserias humanas, i á dejarse llevar en sus determinaciones por los engaños de falsos consejos, ó por error de sus entendimientos.

La Biblioteca del Congreso, cuya base principal es la que perteneció al pretendiente Don Cárlos, no tiene de particular sino sus documentos políticos que le son especiales. El bibliotecario me mostró con suma galanteria cuanto le pedí, y tuve la particular curiosidad de hojear y leer las famosas constituciones de 1812 y 1837, autógrafas y firmadas por todos los legisladores respectivos.

Ya era tiempo de decir su nombre. Tenía treinta y dos años, y servía en el ejército con el grado de comandante. Su padre fué uno de los venerables legisladores de Cádiz. Hombre de talento, de notoria probidad, de elevada cuna y agradable presencia, había sido siempre muy amado de sus compatriotas. A la vuelta del Rey fué perseguido como todos, y tuvo que emigrar.

Este pueblo del Norte, en su larga peregrinación por las diversas provincias del imperio romano, debió familiarizarse con el idioma, que los vencidos hablaron luego en España en la época de su sujeción: sus legisladores y escritores emplearon siempre la latina, con exclusión de cualquiera otra, mientras el pueblo comenzó á formar poco á poco una mezcla de abundantes elementos latinos gramaticales, aunque degenerados, y de sintaxis más sencilla; y si el drama, como sucede de ordinario, aspiraba á impresionar á la muchedumbre, debió servirse principalmente del dialecto comprensible á todos, que venía á ser un compuesto informe del latín y del naciente romance.

Sacerdotes del Dios crucificado, Quemad sobre el altar inmaculado Inciensos al Señor, Y suba entre la nube de humo denso La sublime oracion de un pueblo inmenso Que ensalza de la patria al Redentor. Legisladores de alta inteligencia, Que alumbrasteis del pueblo la conciencia Clamando: Fiat lux!

Yo no creo que los mulatos rebeldes y los negros cimarrones de Cuba despierten profundas simpatías en el alma de los legisladores yankees, ni que les den esperanza de que, declarados ya independientes, formen una República superior á la de Haïti, y contribuyan más que nosotros al progreso y al bienestar del linaje humano y al florecimiento y auge de la agricultura, de la industria y del comercio.

El interior vale mucho mas que el exterior, pues el Palacio que sirve de Areópago á la nacion inglesa, no solo es inmenso y complicado, sino que tiene notables riquezas de valor artístico y lujo de decoraciones. Ese palacio es digno del pueblo inglés, aunque en mi opinion sus legisladores debian haber sido mas modestos en tanto que hubiese en el seno del país miserias que curar y prevenir.

Y aun cuando fuera cierto que la discreta naturaleza hubiera dado así consejos á los legisladores, transformados bien pronto en opresores de la humanidad, ¡cuánto bien no ha hecho sobre ella en favor de los que sufren en la tierra, para darles energía, consolarlos en las horas de desgracia y fortalecerlos para la gran batalla de la vida!

Caballeros de la fe en Rodas y en Jerusalén; holocausto de la fe entre los idólatras; conservadores de la cultura en toda Europa y propagadores de la moral en ambos hemisferios; artistas y literatos en la China; legisladores en el Paraguay; instructores de la juventud en las grandes ciudades y patrones de los peregrinos en los bosques; hospitalarios en el monte de San Bernardo, y redentores de cautivos en Argelia, yo no si las malas acciones que se les atribuyen podrían contrapesar tantos servicios; pero se me ha demostrado que una institución perfecta sería contradictoria a nuestra esencia, y que si es verdad que las asociaciones monásticas no carecen de inconvenientes, es porque el genio del mal ha impreso su sello en todas las creaciones humanas.

Según Buckle, la Riqueza de las Naciones es «el libro más importante que se ha escrito jamás; su publicación ha contribuido en mayor grado a la dicha del humano linaje que el talento reunido de todos los hombres de Estado y de todos los legisladores, de quienes nos conserva la historia un recuerdo auténtico