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El labrar su escotillón es su primer deber; pero consiente en ser transportado aquí en gracia del generoso, del nunca vencido, del sabio, potente, querido de Alahí, vencedor, príncipe de los creyentes, mi señor, si en el propio lecho en que espera su futura grandeza es transportado en los hombros de ciento veinticinco...

Hacía prodigios en los arrabales, entre la tosca gente de los huertos que le adoraba con tanto afecto como temor. Devolvía la salud a los que habían declarado incurables los viejos médicos de larga levita y bastón con puño de oro, venerables sabios, más creyentes en Dios que en la ciencia, según decía en su elogio la madre de Rafael.

Personifica en Dios mas el poder que el amor, mas la justicia que la misericordia; le presenta colérico y dispuesto á precipitar al fondo de los abismos á cuantos no hayan concentrado en él su corazon y su inteligencia; impone los ánimos por medio del terror, y convierte á los pueblos mas bien que en creyentes, en esclavos de la creencia.

19 Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y reprobaré la inteligencia de los entendidos. 20 ¿Qué es del sabio? ¿Qué del escriba? ¿Qué del filósofo de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría de este mundo? 21 Porque en la sabiduría de Dios, por no haber el mundo conocido a Dios por sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.

La nueva sociedad, repartiendo equitativamente los medios de subsistencia, equilibrará la vida suprimiendo las enfermedades. Y el revolucionario ponía tal convicción, tal fe en sus palabras, que estas y otras paradojas imponían silencio, siendo acogidas por los creyentes con el mismo respeto que las simples turbas medioevales escuchaban al apóstol iluminado que les anunciaba el reinado de Dios.

Las almas sensibles y creyentes continuó Fernando paladearon las gestas del místico guerrero Perceval y los amores del caballero Tristán de Leonis con la infortunada reina Iseo, historias de amor y de muerte de los trovadores medievales, que en nuestros días ha remozado Wagner como argumentos de sus poemas... Las veladas en ventas y mesones discurrían ligeras en torno del candilón, que trazaba un círculo rojo sobre las páginas de la maravillosa historia impresa.

Hasta lo más excelso y trascendental se subordina a la moda: ora por moda son creyentes; ora por moda son impíos. A la adulación se hallan tan propensos como el más engreído tirano. Y suelen carecer del buen gusto de que algunos tiranos, protectores de las letras, han dado pruebas brillantísimas.

Era un espíritu simple, como los creyentes del cristianismo primitivo, que sentían las doctrinas de su religión con más intensidad que los Padres de la Iglesia. Su procedimiento era de una lentitud que necesitaba siglos; pero su éxito parecía seguro.

Las guerras religiosas del siglo XV en Europa son mantenidas de ambas partes por creyentes sinceros, exaltados, fanáticos y decididos hasta el martirio, sin miras políticas, sin ambición. Los puritanos leían la Biblia en el momento antes del combate, oraban y se preparaban con ayunos y penitencias.

11 Y recibió la circuncisión por señal, por sello de la justicia de la fe que tuvo en la incircuncisión, para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, para que también a ellos les sea contado por justicia;