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Lanzó otro tomo... ¡Soberbio! Era Baudelaire. Publicó un tercer libro... ¡Colosal! Era... el mismísimo Espíritu Santo hecho poesía. Los versos no estorban a nadie y son ocupación de gran señor, por lo mismo que no dan dinero.

Su manera de republicanismo se satisfaría dando autoridad decisiva al procedimiento probatorio de Fox, que acostumbraba experimentar sus proyectos en el criterio del diputado que le parecía la más perfecta personificación del country-gentleman, por la limitación de sus facultades y la rudeza de sus gustos. Con ellos se estará en las fronteras de la zoocracia, de que habló una vez Baudelaire.

Nacidos para emplear la paradoja usada por Baudelaire a otro respecto con la experiencia innata de la libertad, ellos se han mantenido fieles a la ley de su origen, y han desenvuelto, con la precisión y la seguridad de una progresión matemática, los principios fundamentales de su organización, dando a su historia una consecuente unidad que, si bien ha excluído las adquisiciones de aptitudes y méritos distintos, tiene la belleza intelectual de la lógica.

Entonces, imitando el ejemplo de un amigo recién venido de Conchinchina, dedicóse á fumar opio, deseando conocer por mismo las torturas que tanto celebraron Baudelaire y Quincey.

Si el demonio se condujera generosa y decentemente haciendo dichoso a Baudelaire, Las flores del mal, que así se titula el tomo de sus versos, serían muy peligrosas, pues no habría de faltar quien quisiese entregarse también al demonio dándole culto para conseguir las mismas o mayores ventajas. Afortunadamente ocurre todo lo contrario.

Cuidad de estar siempre ebrios, dijo el trágico Baudelaire al sentir el enorme vacío de su existencia, que fué gloriosa... más tarde, cuando una vida negra y una muerte de perro le arrojaron a la eternidad como un guiñapo muy glorioso, pero muy maltrecho y muy dolorido. En Madrid se come mal

Gener que Bartrina no vale más en el concepto que se forma de él, después de leída su semblanza, que en el concepto que de Bartrina teníamos formado antes de dicha lectura. Tal vez sea más claro el primer concepto. Yo, al menos, no puedo conciliar que Bartrina se parezca al mismo tiempo al sencillo, elegante, sincero y clásico Leopardi y al afectadísimo, falso y extravagante Baudelaire.

Y, si hemos de hablar con franqueza, así Baudelaire como Bartrina se quedan muy por bajo a infinita distancia de Leopardi, uno de los más admirables poetas líricos que ha habido en Europa en el siglo presente, tan glorioso y fecundo en este género de poesía.

Su salida al mundo de las letras fué en "El Comercio", 1895, con la composición El terror de los mares índicos. Declara ser sus poetas dilectos Verlaine, Moreas y Baudelaire. Escribió versos en lengua francesa. Muchos premios en certámenes literarios. ¡Héroe inmortal, coloso legendario, emerge del abismo del osario en que duermes el sueño de la gloria! Ven.

Cuando esto se hace, resulta el sacrilegio, que no se motiva ni funda bien, á no seguir el poeta las huellas de Baudelaire, y entregarse al diablo.