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Como luz encerrada en un vaso opaco Que llena el interior de claridad, Sin que perciba el ojo indiferente La misteriosa lumbre que allí está. Imágen tomada de la sagrada Escritura. Con la cabeza de la en la almohada, Y en brazos de la inmensa eternidad. La muerte es un don bendito.

El dolor ensancha mucho el entendimiento. Lloré... Por fortuna aquello pasó pronto. A medida que fuí adquiriendo fuerzas, desapareció, poco a poco, aquel estado moral, que en el fondo no era más que cobardía ante esa cosa terrible que se llama eternidad, el problema de los problemas, el único problema verdadero, pues todos los demás quedan resueltos con la exhalación del último hálito.

Lucía estaba sola con ella, y sosteníale la cabeza para toser, a tiempo que, doblando de pronto el cuello, la tísica entregó el alma. Tiene este horrible mal de la tisis tan diversas fases y aspectos, que hay enfermo que al morir cuenta los instantes que le restan de existencia, y haylo que cae sorprendido en la eternidad, como la fiera en el lazo.

Todos nos agitamos y todos contribuimos a que se cumpla dicho plan, quedando, no obstante, nuestra libertad en salvo, merced al soberano concierto prescrito desde la eternidad por la Providencia. Tu discurso dijo Fray Miguel se quiebra de puro sutil. En mi sentir son alambicados y obscuros tus conceptos.

En aquel momento supremo, á las puertas de la eternidad, Doña Blanca depuso la dureza de su genio, su orgullo y su amargura, y no guardó en el alma sino la fe vivísima, que hizo renacer en ella las esperanzas ultramundanas y abrió el manantial de las más puras consolaciones. Doña Blanca llamó á D. Valentín, le abrazó y le suplicó que la perdonase.

Mauricio, el pobre Mauricio, me había abandonado. Y bien contra su voluntad por cierto. La bala de la espingarda de un griego de Missolongi, le había servido de medio para su último viaje. Para su viaje a la eternidad.

El cielo, mi cielo, el universo, el mío, la eternidad, mi eternidad, la gloria de las glorias, la mía, todo se concentra en él: y todos los caminos, los de esta vida y los de la otra, son calvarios y sendas de espinas sin su compañía y sin el brazo suyo para conducirme. Mi alma ya no es mía; está trasfundida en otra. Mi corazón ha perdido su ritmo propio para latir a compás de otro.

El plan se realiza. Déjase Psiquis seducir de sus enemigos, anticipándose á la eternidad, y temiendo en vez de creer. En la ocasión primera, en que intenta levantar el velo del Amor, es retirada por la Fe; en la segunda huye de sus brazos el divino amante, y se precipita en un insondable abismo.

Nuestro amor, que tu recuerdo inflama, de la sombrosa eternidad te llama para ceñir de flores tu memoria. Esta es la fecha, el día funerario en el cual el tirano sanguinario te hizo sufrir el último tormento, cual, si al romper el ánfora de tierra, la esencia que en el ánfora se encierra no hubiera, acaso, de impregnar el viento. ¡Cuánto te debe el pueblo!

El infeliz había sufrido toda una eternidad de tormentos durante el tiempo que había pasado en la cámara de la reina. EN QUE SE EXPLICARÁ ALGO DE LO OBSCURO DEL CAPÍTULO ANTERIOR, Y SE VERÁ CÓMO DO