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Lo que hoy triunfa es la cerveza de Bass, marca T y el bitter de los hermanos Broggi. ¡Viva mi Pepa! Impulso de blandir cachiporra nunca a nadie inspiró la mazamorra, que ella no daba bríos para andarse buscando desafíos, ni faltar al respeto cortesano a la mujer, al monje o al anciano.

Y tan intensamente me embebí en mi contemplación, que me llevé conmigo su imagen hermosa y entera, sin faltar un hilo de sus cabellos ni una ondulación de la seda que vestía su cuerpo y corrí a encerrarme con ella, alborozado, como el artista que en alguna obscura tienda, entre polvo y trastos, descubriese la Obra sublime de un Maestro perfecto. Y ¿por qué no confesarlo?

Los doctores tienen siempre gran metimiento con los que gobiernan: en mi país, todos los amigos del Presidente son doctores... Mi pleito se resolvería «sobre tablas», como quien dice, sólo con que el rey enviase una esquelita al gobierno de Buenos Aires, o mejor aún, al gobernador de Salta, diciendo: «¿Qué es esto, señores? Lo dado, dado está, y entre caballeros no está bien faltar a la palabra.

¿Pensáis que volvamos al río, señor Stael? , Horn. Estoy inquieto por nuestra chalupa. Pero nos dejaréis almorzar antes. Me siento flojo, y el estómago me pide algo más que frutas. El mío me pide unas chuletas dijo Hans . La caza no debe faltar en esta selva. Y la tenemos muy cerca dijo el chino, que desde algunos minutos antes estaba observando las plantas acuáticas.

Y así, los dejaron ir delante, y ellos los fueron siguiendo a pie, poco a poco. No dejó de avisar el cura lo que había de hacer Dorotea; a lo que ella dijo que descuidasen, que todo se haría, sin faltar punto, como lo pedían y pintaban los libros de caballerías.

D. Alonso miró a Malespina, buscando en su semblante una expresión de protesta contra los insultos dirigidos a la noble artillería. Después dijo: «Lo malo será que los navíos carezcan también de buen material; y sería lamentable...» Marcial, que oía la conversación desde la puerta, no pudo contenerse y entró diciendo: «¿Qué ha de faltar? El

No esperes de D. Pedro más que ridiculeces... Sosiégate... Han dicho aquí que el desafío de D. Pedro con lord Gray era una función quijotesca. ¿No es verdad, caballero? , señora repuse . Son ya las diez... Soy amigo de lord Gray y no puedo faltar. Respetuosamente me despedí de ellas y salí.

Estaban también aquellas que no podían faltar dondequiera que hubiese holgorio, verbigracia: Pepa Frías, Lola Madariaga, etc. Había hombres de negocios, personajes políticos, títulos rancios y nuevos. Al montar en el tren podía observarse la solicitud servil de los empleados de la estación, la extrema turbación que en aquel recinto producían los poderosos de la tierra.

Una sonrisa feliz vagaba por los labios de ellas y ellos. Entre cánticos melodiosos, entre amenas pláticas y bromas delicadas se pasó la tarde. Los revisteros podían decir, sin faltar a la verdad al día siguiente, que los "viernes del Supremo Hacedor" eran deliciosos, y que la marquesa de Alcudia hacía los honores en su nombre con exquisita amabilidad. Al cabo, la piadosa reunión se dispersó.

Pues aunque se muera uno del deseo de entrar en la casa querida, ¿qué derecho tiene a presentarse de huésped intimo, a donde no lo llaman? Mejor pasar por seco aunque se esté saliendo de cariño tierno el corazón , que pasar por lisonjeador, o buscador, o entrometido, que faltar con una visita meramente personal al respeto que debo a la independencia y libre creación de los cubanos.