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Por demás está decir que en el ejército de Alejandro figuraba la broza de mis cajas de soldados; el enemigo no merecía otra cosa, mientras que en el mío, las filas estaban compuestas por infanterías y caballerías recién salidas de la plomería.

El nicho ó la cruz revela el sentimiento profundamente religioso de aquellas gentes; la fuente indica la prevision caritativa, en beneficio del viandante y sus caballerías. Hasta hace poco tiempo las gentes de los campos alimentaban ciertas preocupaciones groseras que les eran muy nocivas.

No he visto ningún libro de caballerías que haga un cuerpo de fábula entero con todos sus miembros, de manera que el medio corresponda al principio, y el fin al principio y al medio; sino que los componen con tantos miembros, que más parece que llevan intención a formar una quimera o un monstruo que a hacer una figura proporcionada.

Tres días ha que no parecen él, ni el rocín, ni la adarga, ni la lanza ni las armas. ¡Desventurada de !, que me doy a entender, y así es ello la verdad como nací para morir, que estos malditos libros de caballerías que él tiene y suele leer tan de ordinario le han vuelto el juicio; que ahora me acuerdo haberle oído decir muchas veces, hablando entre , que quería hacerse caballero andante e irse a buscar las aventuras por esos mundos.

Como a toda hidalgüela, vedáronla desde temprano la lectura de los libros de caballerías, que tanto abundaban en la casa, pintándoselos como obras de pura vanidad y de sutil incitación al pecado. Por eso, tal vez, comenzó a sacarlos, uno a uno, furtivamente, de la biblioteca paterna y a saborearlos de noche, en la cama, a la luz de un velón, cuando todos dormían.

-Así escarmentará vuestra merced -respondió Sancho- como yo soy turco; pero, pues dice que si me hubiera creído se hubiera escusado este daño, créame ahora y escusará otro mayor; porque le hago saber que con la Santa Hermandad no hay usar de caballerías, que no se le da a ella por cuantos caballeros andantes hay dos maravedís; y sepa que ya me parece que sus saetas me zumban por los oídos.

El Orlando innamorato, de Boyardo, era conocido en España hacía ya tiempo por dos traducciones en castellano. La más antigua, en prosa, lleva el título de Espejo de caballerías, Sevilla, 1535, 1536; la segunda es de Francisco Garrido de Villena: Alcalá, 1577, y Toledo, 1581.

Hallóse el escribano presente, y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu: quiero decir que se murió.

El canónigo, a lo que don Quijote dijo, respondió: -En verdad, hermano, que más de libros de caballerías que de las Súmulas de Villalpando. Ansí que, si no está más que en esto, seguramente podéis comunicar conmigo lo que quisiéredes.

Por tanto, despachó algunos indios á abrir camino en los bosques de los Taus, los cuales llegando á la última Ranchería de estos, situada á la falda de las sierras de Santa Cruz la Vieja, descubrieron á los Paisanos el intento de su ida, los cuales se lo disuadieron diciéndoles que no podrían tenerse en pie las caballerías por aquellas cuestas tan fragosas y les señalaron un camino no tan difícil, aunque todo de bosque pero todo lleno de arroyos y en algunos lugares se dilataba en fértiles campañas.