United States or South Korea ? Vote for the TOP Country of the Week !


¡Lástima de pícaro! decía al pie del patíbulo don Rodrigo a su alguacil . ¿No es verdad, Güerequeque, que siempre sostuve que este bellaco había de acabar muy alto? Con perdón de usiría contestó el interpelado , que ese palo es de poca altura para el merecimiento del bribón. CRÓNICA DE LA

¡Cóncholes con el hombre! murmuró el interpelado, recogiendo otra vez el lío de ropa ó sea el balandrán y dos camisas sucias, que había puesto sobre un banco al entrar en la taberna. ¿Unde venis? ¿Quórsum tendis? ¡Jeringa, digo yo!; que traigo andadas cuatro leguas á pie, y no estoy pa solfeos de esa clase. Queden ustedes con Dios. Aguárdate hombre. ¡Que siempre has de ser arisco!

Que , que , que lo pruebe, que lo pruebe, que lo pruebe, gritamos todos. Corriente, señores, dijo con gran calma el interpelado. Allá va, no una leyenda, sino un verídico suceso: testigo de él nuestro amigo Tóbler. Hace unos cuantos años, bajamos el Sr. Tóbler y yo al fondo de ese abismo; y ¿saben ustedes á qué?

Más adelante, un grupo de obreros, blusa blanca, del brazo, dos a dos, cantas la Marsellesa y pasan sin fraternizar junto a los de blusa azul. Algunos ómnibus y carruajes desembocan por las calles laterales; el cochero, que no trae bandera, es interpelado, saludado con los epítetos de mauvais citoyen, de réac, etc.

Un empleado que pasea por allí metido en un largo gabán de paño azul, el aire aburrido, las manos á la espalda, le detiene: ¿Qué desea usted?... El interpelado responde aplomadamente: Ver al señor X... Conozco el camino. Y sigue adelante, pisando recio, y dueño de mismo. Su entereza le salva; parece «de la casa». El portero le saluda amablemente. ¡Menos mal!

Don Marcos se subió al cerezo y díjole que era un fraile loco o trapalón. Retiróse mohino el comisionado; pero al llegar a la portería de su convento, salióle al encuentro un fraile en el cual reconoció a fray Venancio. Y bien, hermano, ¿cómo te ha ido? Malísimamente, hermano contestó el interpelado . Guruceta me ha tratado de visionario y embaucador. ¿?

Señor Consejero, hoy le he visto desde la rectoral sacar con la caña un pez muy gordo. Por cierto que me pareció un salmonete, y a D. Miguel una robaliza. Hemos disputado un poco. Tiene mejor vista el cura que usted. Una robaliza era dijo gravemente el caballero interpelado, sin levantar la vista de las cartas.

El interpelado calló. Sin inmutarse en lo más mínimo, el señor Tomás se deslizó en la abierta fosa, entablando un interrogatorio más decidido. ¿Ha tropezado usted alguna vez en su profesión con un tal Carlos Tomás? ¡El diablo se lleve a Tomás! replicó el enterrador fríamente. Si no tenía religión creo que ya lo habrá hecho respondió el viejo, trepando fuera de la tumba.

En una frase la situación se planteaba claramente y sin ambages. Sorege era audaz, pero Jacobo no podía ya ser engañado, pues le conocía. Por eso contestó tan rotundamente como había sido interpelado: Estoy aquí con nombre falso, Sorege, porque soy un desgraciado que no puede llevar el suyo verdadero.

Al enfocar en la carretera, obediente a una agradable voz del interior, refrenó de repente los caballos y esperó respetuosamente mientras Tomasito saltaba del coche por orden de la maestra. La otra mata: no aquélla, Tomasito. El interpelado sacó su cuchillo nuevo, y cortando una rama de una alta mata de azalea, volvió con ella hacia doña María. ¿Adelante? Adelante.