United States or Tajikistan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Las velas dieron un parchazo furioso en los palos, y alguna se rasgó; El Dragón, como asombrado, dió un bote terrible, se inclinó hasta hundir la proa en el agua, se tendió al viento y se lanzó a la carrera. ¡Hurra! ¡Hurra! gritamos todos, entusiasmados. ¡Callaos! dijo el capitán.

Que , que , que lo pruebe, que lo pruebe, que lo pruebe, gritamos todos. Corriente, señores, dijo con gran calma el interpelado. Allá va, no una leyenda, sino un verídico suceso: testigo de él nuestro amigo Tóbler. Hace unos cuantos años, bajamos el Sr. Tóbler y yo al fondo de ese abismo; y ¿saben ustedes á qué?

Yo me precipito, pero todos salen también detrás mío, y Julio, Zoraida y yo la acorralamos a Camucha contra la baranda de la escalera para quitárselo. Ella se defiende y quiere entregárselo a Julio. Yo la abrazo a Carmen para hacérselo soltar, pero con la agitación y con el miedo, me faltan las fuerzas. Llamo a Juana, la sirvienta, en mi auxilio. Todos gritamos.

Todavía estábamos en el quinto mes. Si había cumplido su palabra y la goleta estaba allá, podíamos darnos por salvados. Smiles y yo, saltando por encima de aquella arena movediza, llegamos a la desembocadura del río. Allá estaba la goleta; sin duda se disponía a partir. ¡Socorro! ¡Socorro! gritamos Smiles y yo desesperadamente, uniendo nuestras voces.

Simoulin describió la salida del triste rebaño humano conducido á la esclavitud. Al frente iban él y el comandante. Y al pasar ante el jefe de aquellos bandidos, Pierrefonds y yo, estrechamente abrazados, deseando morir, le gritamos en pleno rostro: «¡Abajo Guillermo! ¡Mueran los verdugos

En cuanto llegué, el mayordomo, reforzado con la mayordoma, me instaron a jugar al delicioso jueguito... Loco de rabia, les contesté del peor modo... El mayordomo se irritó a su vez... Los dos gritamos desaforadamente... La mayordoma se echó a llorar y me dijo que yo no era un «gentleman»... En fin, se armó tal camorra, que tuve que echar del establecimiento ignominiosamente al matrimonio inglés.

¿Quién habrá escrito este registro? le interrogué. Blair no ha sido, eso es evidente. No fue su contestación. Ahora que legalmente le pertenece, por donación de nuestro amigo, y que ha conseguido descifrarlo, puedo, también, contarle algo más sobre eso. , hágalo gritamos ansiosamente los dos. Bien entonces; voy a referir cómo fue explicó el enjuto anciano, apresando el tabaco en su larga pipa.