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Hay que dar a la juventud lo que le pertenece, aunque rabien los rancios como mi hermano o el bueno de don Eugenio. Y a propósito: ¿qué es de don Eugenio?

Conocía su carácter generoso, su espíritu noble; por eso estaba convencido de que en esta ocasión, como en tantas otras, se sacrificaba por los demás. Ahora bien, este sacrificio no era admisible; podía considerarse como un pecado. La honra no nos pertenece; es un depósito que Dios nos confía y que tenemos la obligación de defender.

La Iglesia Católica solamente es la fiel depositaria de las verdades reveladas; y las divinas Letras junto con las tradiciones Apostólicas no se han de recibir por otro conducto, estando hoy demostrado con tanta claridad como las proposiciones de la Geometría, que solo la Iglesia Católica es la verdadera Iglesia de Jesu-Christo, y que á ella sola pertenece manifestar las verdades sobrenaturales reveladas.

Sin él podemos adquirir la seguridad de la existencia de los cuerpos; sin él nos formamos idea de la superficie y del volúmen; sin él conocemos el movimiento; sin él alcanzamos á distinguir cuando ese movimiento pertenece al objeto ó al órgano que recibe la impresion.

Entretanto llega eso, que dudo que llegue, ¡benditos sean los ricos, como ustedes, que administran en beneficio de los pobres la riqueza, como si no les perteneciese, ya que sólo a Dios pertenece! El padre Alesón emitió un suspiro que, a causa de lo aflautado de la voz, parecía más de monja que de fraile.

Escucha, hijo mío; en una cajita de hierro encontrarás un mechón de pelo: es de mi pobre hermana; encontrarás también un viejo cinturón: es el que mi padre llevaba cuando le mataron: quema ambos objetos. Lo demás te pertenece, todo, hasta el saquito que te hará dueño del judío de Tánger, si es que tienes el capricho de volver por allá. Pero ¡no poderle salvar! ¡ver su agonía, sus sufrimientos!

A las primeras pertenece Le medecin malgré lui, prescindiendo por ahora de los trabajos de Calderón y de Moreto sobre el mismo asunto, de los cuales hablaremos en su lugar oportuno.

Pertenece á la raza pura, su constitución como la de los suyos, es virgen, desconociendo casi las enfermedades, teniendo para las que le aquejen admirables específicos en las hojas de sus bosques, en los jugos de sus plantas y en las corolas de sus flores.

En el Estado, el espíritu de disciplina pertenece al orden de los sentimientos interesados, pues sin disciplina no cabe conveniencia mutua. En la Iglesia, el espíritu de disciplina se engendra en el ámbito de los afectos generosos; es la voluntad de sacrificio.

«Usted no tiene sentido moral; usted no puede tener nunca principios, porque es anterior a la civilización; usted es una salvaje y pertenece de lleno a los pueblos primitivos». Esto o cosa parecida le habría dicho Guillermina si su espíritu hubiera estado en otra disposición.