United States or Canada ? Vote for the TOP Country of the Week !


Señor marqués murmuró , dispénseme la libertad que me tomo.... Una persona de su clase no se debe rebajar a importársele por lo que haga o no haga la criada.... La gente es maliciosa, y pensará que usted trata con esa chica.... Digo pensará Ya lo piensa todo el mundo.... Y el caso es que yo..., vamos..., no puedo permanecer en una casa donde, según la voz pública, vive un cristiano en concubinato.... Nos está prohibido severamente autorizar con nuestra presencia el escándalo y hacernos cómplices de él.

Empezó por no tomarla muy a pechos y por no importársele mucho que el ratoncito Pérez creyera o no lo que ella decía. Ya estaba resuelta a explicar sus irregularidades con la incontrovertible lógica del porque , cuando un acontecimiento gravísimo vino a librarla de aquella pena, porque el aduanero se volvió como tonto y olvidó completamente sus papeles.

Todos presentían que aquella cabeza no estaba segura sobre el soberbio cogote y esperaban por momentos alguna catástrofe; pero el hidalgo demostraba importársele una higa de la delación y del riesgo, perorando aún con más vivo coraje cuando se hallaban presentes el señor Corregidor don Alonso de Cárcamo o el fraile dominico en quien todos sospechaban un espía del Santo Oficio y del Monarca.

Aleccionada por su propia vida, Cristela resolvió elegir su nuera por el alma y no por el rostro. Lo malo es que el príncipe no lo deseaba así. Con la imprudencia de su juventud, gustaba de las mujeres bonitas, sin importársele un comino de las bellezas del alma. Pero Cristela era mujer enérgica y hábil, si la hubo.

Volviose el familiar desalado a casa de doña Guiomar, y sin más compañía que un alguacil que le llevaba la linterna, en cuanto hubo dejado con miedo, frío y hierros al rapista, y bajo cerrojos, y tomado recibo de su persona; y acontecíale al tal Ginés de Sepúlveda, que así se llamaba este honrado familiar, que no las llevaba todas consigo, y que decía para que él debía ser también preso y juzgado por la Inquisición; porque si bien se miraba, él había pecado, aficionándose a una mujer, por en cuanto a su voto de castidad, y había faltado a su obligación en no prender a quien se le había mandado prendiese; antes bien, disculpádola, y excusádola, y puéstose por su pecado de su parte, sin importársele otra cosa; y hubiera querido que le naciesen alas para llegar pronto; y en fin, no vivía de miedo de haber ofendido a Dios, y de ansia por que tardaba en ver aquel hermoso sol que, a la media noche, le había deslumbrado.

No diré que tuviera la altiva escrupulosidad de Merimée en limar hasta diez y siete veces un mismo trabajo, para no chocar con su concepto artístico, sin importársele mucho de la popularidad; pero que está impregnado de la desdeñosa filosofía del autor del Rouge et Noir. Pero el autor de los Ensayos, como de En Viaje, es más bien de la raza de Th.

Las señoritas y las matronas no se lo perdonaban, pero el lindo mulato, sin importársele mucho de las críticas que le hacían por todos los centros del salón, tomó de la cintura a su linda compañera y acometió un scottish de paso doble que en aquel momento comenzaban a rascarlo cuatro violines de la orquesta y un figle solitario y pifión que se quejaba entre los labios de un viejo músico panzón y dormido, representante de la música de viento.

Creerla no quería doña Guiomar, cuando la oyó decir que a Cervantes había encontrado en un tan no decente lugar como el bodegón de la tía Zarandaja, y en compañía de una hermosísima joven en hábito de miseria y de enfermedad; pero como Florela lo afirmase y la dijese que ella misma por sus propios ojos podría convencerse si la siguiese, perdida toda prudencia y todo miramiento la hermosa indiana, arrebatada por la locura de sus celos, que no lo serían si hasta la locura no llegasen, amontonose, y a salga lo que saliere, y sin importársele nada de otra cosa que no fuese su amor, que en tan dolorosos cuidados y tan mortales ansias la ponía, hizo que sin dilación Florela la prendiese un manto, y en el momento con ella saliose por el jardín y el postigo, y se fue a dar con toda su nobleza, toda su altivez, toda su riqueza y toda su hermosura, en el bodegón de la tía Zarandaja, en donde se entró de rondón y como si hubiese ido a buscar allí lo que más que la vida y la honra la importase.