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Las libreas de aquellos hombres eran del duque de Lerma. Detrás del lecho se veía la manguilla negra de terciopelo bordado de oro, y con la cruz dorada de la parroquia de San Martín. El cura y los clérigos de la parroquia, y en medio de ellos el inquisidor general con sus hábitos negros y blancos de dominico, rezaban.

Su suerte pareció cambiarse un poco cuando pasó al tercer año. Tocóle por profesor un dominico muy campechano, amigo de bromas y de hacer reir á los alumnos, bastante comodon porque casi siempre hacía explicar la leccion á sus favoritos: verdad es tambien que se contentaba con cualquier cosa. Basilio por esta época ya gastaba botinas y camisas casi siempre limpias y bien planchadas.

Desde que por los años de 1607 el erudito dominico fray Gregorio García dió noticia en el proemio y cap.

El fraile-artillero como jugaba de buena y ponía atencion, se ponía colorado y se mordía los labios cada vez que el P. Sibyla se distraía ó calculaba mal, pero no se atrevía á decir palabra por el respeto que el dominico le inspiraba; en cambio se desquitaba contra el P. Irene á quien tenía por bajo y zalamero y despreciaba en medio de su rudeza.

De muy distinta especie son dos tragedias, impresas en Madrid en 1577, que escribió Jerónimo Bermúdez, fraile dominico de Galicia, bajo el pseudónimo de Antonio de Silva . Parécense á aquellos ensayos antiguos, de que hablamos, que intentaron imitar á los clásicos griegos y latinos, aunque revelan más gusto y poesía.

Otro caso notable de los efectos de la misma invocación es el de un fraile dominico llamado fray Juan Masias quien, durante más de doce años, estando en su celda a oscuras, en oración, se llegaban a él muchos demonios y le arrastraban y aporreaban tratándole muy mal de palabra y obra; pero que se veía libre de ellos diciendo: "Jesús Salvador, María y José sean conmigo."

Y en un discurso que trahe Zurita de un Frayle Dominico, animando al Rey de Francia para la conquista de la Tierra Santa, dice, que los Catalanes ya habian abierto el camino, y que sería lo mas importante de la empresa tenerles de su parte, y alentarles, para que tambien emprendiesen la jornada.

El Reverendo P. Presentado Fray Miguel Ferrandell, de la Trinidad &c. El P. Fr. Domingo Martí, de S. Domingo, &c. A Catalina Terongí, mujer de Guillermo Terongí, alias Morrofés. El Doctor Onofre Morrelles, Rector de S. Nicolás &c. El Padre Fray Salvador Fornari, Dominico &c. El P. Pedro Bolós, Jesuita. A Rafael Benito Terongí, hijo de José Terongí, Felós.

Fray Anselmo, que musitando sus oraciones había vislumbrado la escena desde los corredores, vociferó: ¡Esto es intolerable, ya! Y dirigiéndose a Pablo: ¿No sabéis cuándo habrá recepción en Palacio? No... Como era hora de cenar, pasaron al comedor. Después del «Benedicite», el dominico preguntó al dueño de casa: ¿Quién se sienta ahora en el trono de España? Felipe II repuso doña Brianda.

Todas estas contestaciones pasaron en dos horas después de que el padre Aliaga volvió aquella mañana de palacio. El Consejo de la Suprema le dejó en paz esperando á ver por dónde saldría el fraile dominico, á quien todos, exceptuándose muy pocos, creían un pobre hombre.