United States or Guinea-Bissau ? Vote for the TOP Country of the Week !


Cerraba la tienda y se establecía en el puente, sin cuidarse del mal tiempo, perorando ante un gran grupo, asustando a los pobres hortelanos con sus exageraciones y mentiras, dando noticias que, según él, acababa de remitirle el gobernador por telégrafo y con arreglo a las cuales, antes de dos horas no quedaría en la ciudad piedra sobre piedra y hasta el milagroso San Bernardo iría a parar al mar.

Sucedíanse las preguntas y respuestas como los golpes de incansables espadas sobre fuertes escudos. Por fin, aplacóse un tanto Colás, mientras su compañero siguió perorando, triunfante y engreído. ¡Ah, ladrón! gritó de pronto. ¡Te has comido mis arenques! Y muy ricos que estaban, contestó Colás con sorna.

Nos vamos, nos vamos; ea, ea, conversación; no oigo nada.... Vamos, Olvido... no oigo... no oigo.... Por una especie de milagro acústico cada palabra de Visitación sonaba como siete; parecía que estaba allí perorando toda la junta de protectrices. Se levantó y se dirigió a la puerta llevando como a remolque a la de Páez.

Pues si pierdes el tiempo perorando inútilmente no será nada extraño que haya quién lo aproveche y te quedes rezagado como siempre. Si así sucede la culpa será tuya, porque yo te he suplicado que no me interrumpas y no parece sino que te ha faltado tiempo para hacerlo. Está bien. Habla, pues; ya te escucho. Veamos qué es lo que tienes que contarme.

El marqués, que estaba realmente al tanto de los manejos de la política reaccionaria, siguió perorando, y Carmen Tagle dejó de prestar atención para ponerla a lo que pasaba a sus espaldas, detrás de un caballete de terciopelo rojo, medio cubierto airosamente con una pieza de seda del siglo XVI, sobre la cual se destacaba una linda acuarela de Worms. Asomaban por entre las rojas patas del caballete las faldas de una dama y las piernas de un caballero, y eran estos incógnitos María Valdivieso y Paco Vélez, que sostenían allí hacía media hora una pelotera de dos mil demonios. La colegialita Lucy alargaba también la oreja a ver si pescaba algo, y pescó, en efecto, por dos o tres veces, el nombre de Isabel Mazacán y el de cierto actual ministro, muy joven y muy guapo, llamado García Gómez. A poco hizo otra pesca más gorda: habíasele escapado a la dama un iracundo ¡Canalla! y al caballero una grosera palabrota que hizo a Lucy pegar un respingo, poniéndose muy colorada, y a Carmen Tagle exclamar entre dientes, con su proverbial frescura:

Pasó días enteros ante las tribunas elevadas en las plazas, donde los clubs se declaraban en sesión permanente y los oradores sucedíanse día y noche, perorando con andaluza facundia sobre la divinidad de Jesús y la subida de los artículos de primera necesidad; hasta que, al venir tiempos represivos, una huelga le dejó en la difícil situación del obrero señalado por sus rebeldías, viéndose despedido de todos los talleres.

Todos presentían que aquella cabeza no estaba segura sobre el soberbio cogote y esperaban por momentos alguna catástrofe; pero el hidalgo demostraba importársele una higa de la delación y del riesgo, perorando aún con más vivo coraje cuando se hallaban presentes el señor Corregidor don Alonso de Cárcamo o el fraile dominico en quien todos sospechaban un espía del Santo Oficio y del Monarca.