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La razon de esto no es otra que la variabilidad de las relaciones de los cuerpos: porque es evidente que si estas no existiesen, ó no estuviesen sometidas á las condiciones exigidas para la representacion sensible, esta no podria verificarse, y el mundo quedaria despojado de su sensibilidad.

Seguramente que el tejedor querría lo mejor para la niña porque se había dado tanto trabajo, y estaría contento de que una suerte tan grande le cayera a Eppie. Esta misma le quedaría siempre reconocida a su padre adoptivo y éste sería bien atendido hasta el fin de su vida, como lo merecía por su noble conducta para con la criatura.

LUCY. ¡Va usted a ver...! ¡Es un cuento de hadas...! ¡Figúrese lo sorprendida que me quedaría...! El mostróse muy chic y no me propuso nada vergonzoso.

Y todavía me quedan otras tres o cuatro. ¿Pero qué crees que contesta a mis proposiciones? «Madre, dice, si vuelves a acometerme con eso, conseguirás no volver a verme.» ¿Hase visto jamás? No faltaría más que una cosa: que, después de Marta, tomara todavía a su hermana, y entonces a su vieja y bondadosa madre no le quedaría más que morir. A propósito, ¿dónde se ha metido hoy la señorita?

Una noche que estábamos sentados aquí después de la comida, y mientras fumaba, se entretuvo en hablarme de mi pobre madre, que murió en unas habitaciones de una obscura calle de Manchester, cuando él estaba ausente en un viaje por la costa occidental de Africa; pero en el correr de la conversación declaró que, si Londres llegaba a conocer alguna vez el origen de sus riquezas, se quedaría asombrado. «Pero añadió es un secreto que tengo la firme intención de llevármelo a la tumba

Lucina plebeya Vestíase Amparo, antes de salir a la Fábrica, reflexionando que diluviaba, que de noche se habían oído varios truenos, que se quedaría gustosa en casa, y aún entre cobertores, si no necesitase saber noticias, excitarse, oír voces anhelosas que decían: «Ahora que llegó la nuestra.... Macarroni se va de esta vez... hay un parte de Madrí, que viene la república... mañana se proclama».

En el estrecho de Gibraltar le describió la gran corriente de alimentación enviada por el Océano al Mediterráneo, y que en aquellos momentos ayudaba á la hélice en el empuje del buque. Sin esta corriente atlántica, el mare nostrum, que perdía por evaporación atmosférica mucha más agua que la que le aportaban lluvias y ríos, quedaría seco en pocos siglos.

Tantas veces me había amenazado con su cólera si la engañaba, que si no temía violencias contra mi persona, podía pensar que acaso, atentase á la suya. ¿Qué me quedaría si te perdiera? me decía. Mi vida caería en ruinas. Todo lo he abandonado por ti. Cuando te conocí era todavía una mujer del gran mundo. Ahora ¿qué soy? una entretenida.

Y se te deja seco... Y yo me quedaría tan fresco si te pudiera dar lo que mereces... pero tan fresco y tan satisfecho como se queda todo el que ha hecho un bien muy grande, pero muy grande...». Al llegar a la calle del Ave María, Rubín se pasó a la acera de los impares y se puso en acecho en la esquina de la calle de San Simón, en la sombra.

Creyó ver á la bestia, eterna pesadilla de los hombres. ¿Y el mal quedaría sin castigo como tantas veces?... No había justicia; el mundo era un producto de la casualidad; todo mentiras, palabras de consuelo para que el hombre sobrelleve sin asustarse el desamparo en que vive. Le pareció que resonaba á lo lejos el galope de los cuatro jinetes apocalípticos atropellando á los humanos.