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Ni cuando el Gran Capitán se enseñoreó de Italia arrojando á los franceses; ni después de Lepanto, de San Quintín y de Pavía; ni cuando en Trento prevalecieron nuestros teólogos y reformando la iglesia oponían fuerte valladar al protestantismo y trataban de conservar la virtud que informaba y que unía la civilización europea; ni cuando desde principios del siglo XV, con tenacidad admirable y con fe constante, agrandábamos experimentalmente el concepto de las cosas creadas, circunnavegando el planeta, cruzando mares incógnitos y tenebrosos y descubriendo nuevos mundos y nuevos cielos, jamás hemos menospreciado á las otras naciones ni las hemos tratado con insolente orgullo, ni las hemos insultado como en el día se nos insulta.

Y fue y es la tal empresa la representación de las columnas de Hércules, con esta letra: Plus ultra; breves, elocuentes y sublimes palabras, que evocan en la mente de quien las lee la inmensidad del Océano, las islas y los continentes incógnitos, el nuevo mundo en suma, descubierto y dominado por la tenacidad, la osadía y la ventura de los hijos de Iberia.

El marqués, que estaba realmente al tanto de los manejos de la política reaccionaria, siguió perorando, y Carmen Tagle dejó de prestar atención para ponerla a lo que pasaba a sus espaldas, detrás de un caballete de terciopelo rojo, medio cubierto airosamente con una pieza de seda del siglo XVI, sobre la cual se destacaba una linda acuarela de Worms. Asomaban por entre las rojas patas del caballete las faldas de una dama y las piernas de un caballero, y eran estos incógnitos María Valdivieso y Paco Vélez, que sostenían allí hacía media hora una pelotera de dos mil demonios. La colegialita Lucy alargaba también la oreja a ver si pescaba algo, y pescó, en efecto, por dos o tres veces, el nombre de Isabel Mazacán y el de cierto actual ministro, muy joven y muy guapo, llamado García Gómez. A poco hizo otra pesca más gorda: habíasele escapado a la dama un iracundo ¡Canalla! y al caballero una grosera palabrota que hizo a Lucy pegar un respingo, poniéndose muy colorada, y a Carmen Tagle exclamar entre dientes, con su proverbial frescura:

No seré yo quien clasifique y coloque entre las medianías ó entre los genios á muchísimos Padres de la Compañía de Jesús; pero me atrevo á asegurar que, durante los tres siglos XVI, XVII y XVIII, hasta después de su extinción bajo el pontificado de Clemente XIV, figura en ella una brillantísima serie de varones admirables por la acción, como predicadores, viajeros, mártires heróicos y exploradores atrevidos de países incógnitos y bárbaros, y una lucidísima cohorte de hombres eminentes en ciencias y en letras, descollando entre ellos muchísimos españoles, por lo cual, estando España hoy tan decaída, no goza acaso el nombre de ellos de toda la fama y el alto aplauso que merecen.

"Los Oficiales, vecinos y habitantes de esta provincia, ya consideramos á V.S. bastante impuesto del lamentable estado en que la tienen constituida los alborotos, muertes y latrocinios de algunos indios incógnitos, que se han introducido en distintos curatos de esta jurisdiccion, derramando cartas sediciosas, publicando bandos y órdenes, en nombre del principal rebelde, José Gabriel Tupac-Amaru: llegando la avilantez de estos, hasta plantar horcas en el punto de Estarca, para ajusticiar en ellas á todos los que, como fieles vasallos y buenos servidores de nuestro legítimo Soberano, no adhiriesen á las ideas de aquel cabeza de rebelion, que se conoce á primera vista, no son otras que anhelar á la subversion de este reino, y colocarse violentamente en la posesion de él.

Estaba celoso de los incógnitos amigos que almorzaban con Freya. En vano afirmó ésta que era la doctora la única compañera de las horas que pasaba fuera del hotel. El marino, para tranquilizarse, exigió que la viuda aceptase sus invitaciones. Debían dar mayor amplitud á sus paseos, debían visitar las bellas afueras de Nápoles, almorzando en sus alegres trattorias.