United States or Kenya ? Vote for the TOP Country of the Week !


En lo que toca a lo que dicen que ésta es bacía, y no yelmo, ya yo tengo respondido; pero, en lo de declarar si ésa es albarda o jaez, no me atrevo a dar sentencia difinitiva: sólo lo dejo al buen parecer de vuestras mercedes.

Díselo de mi parte... yo no me atrevo. Cecilia entonces se acercó al oído de su madre y murmuró con voz apagada, llena de vergüenza: Gonzalo se alegraría de que le tratases de . ¿Qué dices, niña? preguntó doña Paula, poniendo la mano en la oreja. Cecilia levantó un poquito la voz, haciendo un terrible esfuerzo. Dice Gonzalo que por qué no le tratas de como papá.

Pero ¿qué quieres que yo te aconseje? Son asuntos delicados y no me atrevo... Pues yo quiero que te atrevas... Ya sabes que entre ese hombre y yo no hay nada hace tiempo... Ya sabes cómo se ha portado conmigo... Pues bien repuso Uceda, después de vacilar un poco.

Ea, pues, me atrevo, se lo digo...». Y se lo dijo. Se lo dijo cuando acababan de comer. Pero él lo achacó a la propia energía. «Comprende que yo no he de ceder y no se obstina». Cuando Ana consultó con el Magistral en casa de doña Petronila, ya tenía dado su consentimiento. Pero pensaba retirarlo si el canónigo decía non possumus.

Pero, que la conoces de hace tanto tiempo, ¿crees que acogerá mi demanda, si me atrevo al fin a presentársela? En cuanto a eso, no qué decirte... ¡Es un carácter tan misterioso!... Dicen que en su tiempo tuvo idea de entrar en el convento... Pero eso tal vez fuera a falta de cosa mejor. ¿Y tía?

Y es que no me acuerdo... ¿podéis vos adivinar?... ¡Cómo! ¡señor! yo no me atrevo á penetrar en la alta voluntad de un rey tan grande como vuestra majestad dijo Quevedo inclinándose profundamente. Pues mirad, don Francisco, hay ocasiones en que yo tengo que tragarme mi voluntad. Y yo con mucha frecuencia las palabras. ¿Y no se os ocurre para qué os podría necesitar yo?

Y se encaminó á la puerta. No me atrevo á deciros más dijo el duque , porque estoy seguro de no reteneros. Adiós, don Francisco de Sandoval y Rojas dijo con un acento singular Quevedo ; plegue á Dios que no paguéis, como me temo, el favor de su majestad. Y Quevedo salió. Poco después fué cuando el duque llamó al alcalde de casa y corte, Ruy Pérez Sarmiento.

Casi no me atrevo a confesarme a mismo una cosa; pero contra mi voluntad esta cosa, este pensamiento, esta cavilación, acude a mi mente con frecuencia, y ya que acude a mi mente, quiero, debo confesársela a Vd.; no me es lícito ocultarle ni mis más recónditos e involuntarios pensamientos.

Ya estaría de vuelta allá, á pesar de la última revolución, que me hizo huir; pero no me atrevo. Existe de por medio el maldito asunto del automóvil del general.

Cállate, criado dijo Meñique; bien sabes que la fuerza no sirve para todo. Déjame pensar. Princesa y dueña mía dijo Meñique, después de unos instantes en que se oía correr la luz. Apenas me atrevo a descifrar tu enigma, aunque veo en él mi felicidad. Yo pienso en que entiendo lo que me quieres decir, y piensas en que yo no lo entiendo.