United States or Burundi ? Vote for the TOP Country of the Week !


Su Bilbao volvería á ser la villa comercial, la de las famosas ordenanzas, con una vida mediocre y pacífica, sin enormes capitales, pero limpia la conciencia del remordimiento cruel que pesaba sobre ella, cuando desfilaba por sus calles el ejército de la miseria, los parias del trabajo en huelga, los que llegaban á exhibir como una acusación muda sus harapos y su cara de hambre ante los palacios de los ricos.

Realmente se interesaba por el curso de la recolección. La acometividad que sentía contra los trabajadores, su deseo de vencer a los de la huelga, le hacían ser laborioso y tenaz. Acabó por establecerse definitivamente en la torre de Marchamalo, jurando que no se movería de allí hasta que terminase la vendimia. Esto marcha decía al capataz guiñando los ojos con malicia.

Amigo: me dijo muy gestudo y mohino ya me cansé de esperar.... ¿Qué le ha pasado? ¿Por qué viene usted a esta hora? Recuerde usted que el deber es lo primero. Déjese usted los amoríos para los ratos de huelga.

A la sazón era un diablejo: ¡un diablejo bien humorado, es verdad! diablejo cuya naturaleza moral nadie modeló, un diablejo en huelga, dispuesto a adoptar la virtud como un entretenimiento. Que yo sepa, no tenía conciencia de su alma; era muy supersticioso; llevaba consigo un horrible dios de porcelana, pequeño, al que tenía costumbre de insultar o de invocar, según creía procedente.

Pero una huelga seguida de incendios y saqueos fué sofocada inmediatamente por los soldados chilenos con abundante empleo de ametralladoras, lo que devolvió la prudencia á Rosalindo y á la mayoría de sus camaradas. Cuando llevaba ocho meses trabajando, experimentó una gran alegría al encontrarse con un hombre de su país que deseaba regresar á Salta.

No podría tomar el chocolate si no hubiese hecho tales observaciones. Y, en verdad, que aunque esto parezca una manía, téngola por menos insensata que la de levantarse de la cama para escrutar el rostro del vecino, si está limpio o sucio, alegre o aborrascado, si come o si ayuna, si duerme o si vela, si huelga o trabaja, cuánto tiempo permanece en casa, y qué rumbo toma cuando sale.

Ellos á lo antiguo se atenían. Además, el miedo á la huelga no causaba gran impresión en el fondo de su ánimo. Por grande que fuese el paro en el trabajo, poco perderían; el mineral no iba á desaparecer en las canteras; aguardaría á que fuesen á arrancarlo, si no en un mes, al siguiente, y si no al otro.

Mientras disputaban los ricos entre ellos o se indignaban examinando las pretensiones de los trabajadores, éstos seguían en su actitud de protesta. La huelga había comenzado parcialmente, con una falta de cohesión que demostraba la espontaneidad de la resistencia.

Compró un automóvil «Ford», un perro-policía, y un Diccionario de la Academia. En cambio sus hermanos se arruinaron: el café se perdió, y las vacas de ordeña se murieron; el cacao bajó de precio y los panaderos y reposteros se declararon en perpétua huelga.

Y cuando uno no es hijo ni sobrino de ningún político gallego cosa rara, dada la portentosa facultad de reproducción que caracteriza a esta especie , entonces tiene uno que hacerle el amor a una de sus hijas o a una de sus sobrinas. Huelga advertir que a los que emparentan por este procedimiento con los prohombres de la política se les llama parientes políticos.