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Julián se apresuraba a replicar, sin meterse en honduras fisiológicas: La casta de los señores de Pardo es muy saludable, gracias a Dios.... Una noche cambiaron de sesgo las confidencias, entrando en terreno sumamente embarazoso para Julián, siempre temeroso de que cualquier desliz de su lengua desbaratase los proyectos del señorito, y le echase a él sobre la conciencia responsabilidad gravísima.

Casi al salir de Reinosa comienza un admirable laberinto de colinas y cerros de encanto sin igual, que se destacan ya abruptos, ya redondos, ya en planos inclinados, produciendo una infinidad de quiebras ó profundas ramblas por cuyas faldas y honduras va caracoleando la carretera, llevando al viajero de sorpresa en sorpresa.

Si por dicha, que no es de esperar, mi Meditación no pareciese muy mala, tal vez me animaría yo a escribir otra sobre las contribuciones y los empréstitos de España, diciendo siempre lo que dice el vulgo y nada más que lo que dice el vulgo, sin meterme en honduras. LAS ESCRITORAS EN ESPA

¡Qué ideas tan extrañas! Sigue, sigue por donde te arrastra tu naturaleza de sietemesino y no te metas en honduras. Ya comprenderás que te he hablado en broma. Así y todo me has confirmado en lo que ya pensaba. Pues si tienes formada esa idea tan pobre de mi cariño, no por qué razón me quieres expresó el joven volviendo a amoscarse.

Más te dijera, Andrés, en el particular, si más voluntad tuviese yo de meterme en mayores honduras; empero sólo me limitaré a decirte, para concluir, que no sabemos lo que tenemos con nuestra feliz ignorancia, porque el vano deseo de saber induce a los hombres a la soberbia, que es uno de los siete pecados mortales, por el plano resbaladizo de nuestro amor propio: de este feo pecado nació, como sabes, en otros tiempos, la ruina de Babel, con el castigo de los hombres y la confusión de lenguas, y la caída asimismo de aquellos fieros titanes, gigantazos descomunales, que por igual soberbia escalaron también el cielo; sea esto dicho para confundir la historia sagrada con la profana, que es otra ventaja de que gozamos los ignorantes, de que todo lo hacemos igual.

Sus frases nos sumergen en la meditación y el ensueño; nos llevan lejos, lejos, más allá de todos los horizontes visibles. Bueno; yo no expresar bien esto, pues pertenece a honduras de la vida en cuyos bordes mi pobre cabecita sufre vértigos y mareos.

Era buena cristiana, iba á misa todos los días y rezaba el rosario con los criados todas las noches; pero en todo ello había algo de maquinal, de fórmula, costumbre ó rutina, sin que Doña Antonia se metiese en honduras religiosas.

Para imaginarnos el aspecto de nuestra corriente de agua y los servicios para que la utilizaron nuestros antepasados en los tiempos de la barbarie primitiva, nos es preciso atravesar el Océano y desembarcar cerca de las costas del mar de las Antillas, en uno de esos bosques de Honduras, del Yucatán y el Mosquitos, donde los caribes y los zambos cortan la acacia, el cedro y el campeche.

6 Me has puesto en el hoyo profundo, en tinieblas, en honduras. 8 Has alejado de mis conocidos; me has puesto por abominación a ellos; estoy encerrado, y no saldré. 9 Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción; te he llamado, oh SE

Y así pasó un rato sin que cesasen los efectos del licor que tan alevosamente tomara el nombre y la figura del Jerez. Mientras a D. Felicísimo se le antojaba realidad el desvarío que hemos descrito, la realidad era que el retrato estaba en su sitio y D. Felicísimo tendido en el suelo en completo trastorno físico y mental, sumergido en las tenebrosas honduras de la embriaguez.