United States or Eswatini ? Vote for the TOP Country of the Week !


Le apenaba el entusiasmo de su ídolo por el sietemesino; pero la derrota de Grass le llenaba de regocijo. Y en la expansión de su alegría amarga no pudo menos de acercarse al grupo donde aquel despreciable personaje se empeñaba todavía en imponerse a la atención por medio de sus ridículos juegos de manos. No trascurrieron dos minutos sin que le dirigiese una pulla de mal gusto. Grass no hizo caso.

Su mente se sumergía y salía a flote, como un madero arrojado en medio de las bravas olas. La buena señora estuvo así toda la tarde. Llegada la noche, deseaba ardientemente que el sobrino entrase de la calle para descargar sobre él todo el material de lavas que el volcán de su pecho no podía contener. Entró el sietemesino muy tarde, cuando su tía estaba ya comiendo y se había servido el cocido.

A los quince, libre ya de ayos y maestros, era el sietemesino más galán que aspiraba a afeitarse, y dirigía cotillones en los grandes salones de la corte; a los veinte, era un afortunado tenorio de mala ley, que hacía gala en el Veloz Club de sus aventuras escandalosas; a los veinticinco, era un perdido aristocrático, elegante, modelo, que no retrocedía ante una estocada de mentirijillas, ni ante un steeplechase, ni ante un copo de veinte mil duros, y derrochaba los millones de su mujer con la misma facilidad con que la varilla encantada de un mágico hace fluir del centro de la tierra tesoros escondidos y guardados por gnomos y salamandras.

Porque has de volver, tienes que volver, sietemesino hipócrita... Papitos, toma, toma; bájate por los fideos y el azúcar. Yo no salgo, no puedo salir. Creo que me va a dar algo... Mira, te pasas por la botica y pides un frasco de aceite de hígado de bacalao, del que yo traía. Ya saben ellos.

Vaya por el Magistral y el secreto de la confesión; ¡pero tocar a la Regenta! Era un imprudente aquel sietemesino, sin duda». Señores, yo no digo que la Regenta tome varas, sino que Álvaro quiere ponérselas; lo cual es muy distinto. Todos negaron la probabilidad del aserto. Hombre... la Regenta... ¡es algo mucho! El pollo se encogió de hombros. «Estaba seguro.

La palabra cursi, que la magnanimidad nunca bastante loada de los señores de la calle de Valverde ha introducido en nuestro diccionario, se emplea como proyectil mortífero contra aquellos rostros celestiales. Todo sietemesino bien criado tiene en su carcaj una buena cantidad de tales flechas para arrojar a la primer belleza anónima que se presente en su camino.

Necesitábase un capital respetable para realizarlo, atento a las comodidades y boato con que Joaquinita pretendía viajar. Pidió a préstamo sobre algunas de sus fincas 30.000 duros y salieron de Madrid. En Hendaya vieron en la fonda del ferrocarril tomando chocolate a Federico Torres, un sietemesino madrileño hijo de un ministro del Tribunal de Cuentas.

Allí andaba discutiendo con los hombres y echando mucha palabra retumbante... Se me figura un muñeco de Scropp con su fraquito sietemesino, y cuando habla, lo mismo que cuando anda, parece que le han dado cuerda con una llave... María es la que se está poniendo hermosísima.

Un sietemesino de vida precaria, y gran peligro y grandes pérdidas de la madre... eso era lo que podía producir el viaje a la ciudad si no se tomaban grandes precauciones. Emma chilló, cogió el cielo con las manos, insultó a Bonis, y a Minghetti, y a D. Basilio, ausentes. ¡Ella que creía engañar a la naturaleza! ¡Huía de un peligro y buscaba otro mayor! Pero, ¿por qué no me lo han dicho en casa?

En aquella época, bueno será que le advierta que me complacía en andar muy lechuguino ó sietemesino, como ustedes dicen ahora, cosa que tenía siempre escamada á mi pobre mujer. ¿Para qué te compones tanto, hombre de Dios? ¿Vas de conquista? ¡Quién sabe! contestaba riendo y dejándola un poco enojada. No es malo tener á las mujeres un si es no es celosas.