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En Reinosa habia que tomar de nuevo la diligencia para ir hasta Corrales, punto del valle marítimo del rio Besaya donde comenzaba la segunda sección del ferrocarril. Toda la parte intermediaria estaba en construcción, trabajando simultáneamente muchísimos obreros en mejorar la carretera y preparar la via del ferrocarril.

Reinosa debe su importancia no solo al hecho de ser el punto de escala para el comercio muy considerable de harinas, vinos, aguardientes y trigos entre Santander y el interior de Castilla, sino tambien á su abundante produccion propia en cereales, maderas y crias de ganados.

Mirando al Norte, columbraría nuestro mar, nuestro Cantábrico tremebundo; y al Mediodía, la inmensa planicie de Castilla la Vieja. ¡Hermosa cátedra para una lección de Historia Montañesa!... Aunque lejos, se distingue también la roca tajada que permite cerrar con una portilla el puerto de Aliba y el despeñadero en que vino a concluir la oleada mahometana rechazada en Covadonga; al Este, después de Reinosa y de la pantanosa llanura de la Vilga, una montaña bruscamente cortada como por la mano de un titán, dejando aislada una puntiaguda cumbre: aquél es el «Cuerno de Bezana», y a su mismo pie hay otras dos maravillas naturales: la cueva de Sotos-Cueva, cuyo fin nadie ha tocado, porque probablemente acaba en maravilla mayor: un lago subterráneo donde se sumen las aguas de todo aquel valle.

Proyecto de encauce y riegos del Híjar desde Riaño a Reinosa... Parece la obra de un consumado ingeniero... Pues de seguro tiene este cartapacio lleno de apuntes de trabajos en preparación. ¿No lo dije?... La parte de los navegantes montañeses en el descubrimiento de América... Biografía del célebre poeta dramático D. Pedro Calderón de la Barca... Juan de la Cosa...

Dos días después me despedía en Reinosa del Cura y de Neluco que me habían acompañado hasta allí, y de Chisco que había ido tirando del rocín que conducía mis equipajes; me acomodaba en los blandos almohadones de un coche del ferrocarril, y comenzaba a rodar hacia las llanuras de Castilla, con la vista errabunda por los horizontes, aún no abiertos a mi placer, y la cabeza atiborrada de pensamientos insubordinados e indefinibles.

En Alar terminaron las llanuras de la Vieja Castilla, limitadas por los primeros estribos de las montañas que continuán los Pirineos, llamadas «montañas de Búrgos» y tambien «montes de ReinosaEl suelo es desde aquel punto sumamente variado y pintoresco, sembrado de verdes y redondas colinas, y surcado de numerosos riachuelos cristalinos á cuyas orillas hay un cultivo esmerado.

Casi al salir de Reinosa comienza un admirable laberinto de colinas y cerros de encanto sin igual, que se destacan ya abruptos, ya redondos, ya en planos inclinados, produciendo una infinidad de quiebras ó profundas ramblas por cuyas faldas y honduras va caracoleando la carretera, llevando al viajero de sorpresa en sorpresa.

Toda su importancia le viene de la cabeza del canal de Castilla y la estación de la primera sección del ferrocarril que conduce á Santander. Tomé inmediatamente el tren, que hizo en dos horas el trayecto hasta Reinosa, de 51 kilómetros, tocando en cinco pueblos intermedios sin interes ninguno.

El ferrocarril salva el Ebro varias veces por sólidos y elegantes puentes de hierro, y termina su primera seccion en Reinosa, pueblo de 2,900 habitantes graciosamente situado en el fondo de una llanura, casi al pié de los altos contrafuertes de la cordillera, y á menos de tres kilómetros del origen del Ebro.

La línea del ferrocarril que se está construyendo, para ligar á Valladolid con Santander, por Palencia y Reinosa, corre tambien por la orilla misma del canal en largo trecho. Los demas son casi insignificantes y de un aspecto generalmente pobre y desgraciado.