United States or Switzerland ? Vote for the TOP Country of the Week !


En la casa de la Valcárcel, donde un día habían sido parásitos los taciturnos parientes de la montaña, de capa y hongo, ahora, espantadas tales alimañas, vivaqueaban aquellos extranjeros, aquella sociedad heteróclita, que con pasmo y aun envidia de parte de la ciudad, vivía como no se solía vivir en aquel pueblo aburrido, con esa alegría desfachatada, pero atractiva, que los demás miraban desde lejos murmurando, pero deseándola.

Un amanecer, Jaime, que había traído su escopeta, disparó dos tiros contra un grupo de cabras que estaban a gran distancia, seguro de no tocarlas, por el placer de verlas saltar en su huida. Los estampidos, agrandados por el eco del canal, poblaron el espacio de chillidos y aleteos. Eran centenares de gaviotas viejas y enormes que abandonaban sus guaridas espantadas por el estruendo.

A cada paso que da Ignacio, el protagonista de la novela, salta una o más cuestiones, como saltan las ranas cuando alguien va andando por la húmeda orilla cubierta de larga hierba de un estanque o de una laguna. Así como las ranas, espantadas, se zambullen en el agua, así las cuestiones que usted suscita se quedan por resolver y se pierden en la corriente de los sucesos que usted va contando.

3 Y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4 Y aconteció, que estando ellas espantadas de esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; 5 y como tuviesen ellas temor, y bajasen el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6 No está aquí, mas ha resucitado; acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,

Todas las ofícialas corrieron espantadas al auxilio de su jefe; pero por pronto que acudieron, no fue posible impedir que Fortunata, empuñando su llave con la mano derecha, le descargase a la otra un martillazo en la frente; y después, con indecible rapidez y coraje, le echó ambas manos al moño y tiró con toda su fuerza. Los chillidos de Aurora se oían desde la calle.

Exclamaciones, interjecciones, gritos y risas se cruzaron de un lado a otro; pero las risueñas estaban en minoría: dominaban las espantadas. Una vieja medio sorda se hizo una trompetilla con ambas manos, creyendo que sus oídos la engañaban. ¡Ave María de gracia! ¡En mi vida tal ! ¡Abrir la barriga! No sería en tierra de cristianos, mujer. ¿Y eso fue a los pobrecitos civiles? interrogó la sorda.

6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras sois hechas hijas, haciendo bien, y no sois espantadas de ningún pavor. 8 Y finalmente, sed todos de un consentimiento, de una afección, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;

En una petición que los Jurados de Sevilla dirigieron al Concejo, en 14 de Septiembre de 1461, después de exponer los graves males que resultaban del excesivo número de rufianes y mujeres de mal vivir, de cuyo trato se seguían todo género de delitos y cuyo mal ejemplo propagábase á los buenos, decían aquéllos, que eran aquéllos tan excesivos «que las gentes que en sosiego desean beuir andan espantadas e dizen asy que les conuiene vna de dos o ser como aquellos por se defender de los malos o despoblar la tierra e yr buscar donde biuan en sosiego

-Ese es -replicó- el que yo digo. Y no quisiera más renta al servicio de Dios que la que tiene a más de dos mil ducados. Contóles otros embustes, quedáronse espantadas, y él las dejó una cédula de cambio fingida, que traía a cobrar en , de nueve mil escudos. Díjoles que me la diesen para que la aceptase, y fuese. Creyeron la riqueza la niña y la madre y acotáronme luego para marido.

Llevábase las manos á la garganta, sacudía la cabeza, ¡imposible! trató de reir y sus labios se agitaron convulsivamente: un ruido opaco como el soplo de un fuelle era lo más que pudo producir. Miráronse las mujeres espantadas. ¡Está mudo, está mudo! gritaron llenas de consternacion, armando inmediatamente un regular alboroto.