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Porque quieren mucho al amo, y ha bastado que les dijese yo de parte de don Pablo lo de la fiesta, pa que los pobrecitos se quedasen voluntariamente sin ir a sus casas. La voz de Dupont llamando a su ilustre amigo el padre Urizábal hizo que éste abandonase al capataz, dirigiéndose a la iglesia, escoltado por don Pablo y toda su familia.

¡Qué mala es esta pájara! decía doña Desdémona , no sabe usted lo mala que es. Ha matado ya tres maridos... y de los hijos no hace caso. Si no fuera por el macho, que es, ahí donde usted lo ve, toda una persona decente, los pobrecitos se morirían de hambre.

Aparte la gritería de los muchachos, el batallón subió toda la calle sin que se escuchara a su paso murmullo de simpatía ni rumor de cariño: sin un viva. Sólo un hombre desharrapado dijo, mirando lo tristes que iban los soldados: Van al Norte... ¡Pobrecitos! Y una criada de servir fresca y guapetona, contemplándolos como si fueran pedazos de su alma, añadió: ¡Dios os buena muerte!

Había para todos; para los de uniforme, pobrecitos que no saben cómo mantener su familia con dos pesetas, y para nosotros la gente de mar. Pero el negocio se puso cada vez peor, y El Socarrao hacía sus viajes de tarde en tarde, con mucho cuidado, pues le constaba al patrón que nos tenían entre ojos y deseaban meternos mano. En la última correría íbamos ocho hombres á bordo.

D. Teodoro, toda mi vida le bendeciré a usted por el bien que me hace, y más le bendigo a usted por mis hijos que por , pues los pobrecitos no tendrán que comer si yo no tengo ojos con que ver!... ¡Ay, D. Teodoro de mi alma... cúreme pronto para que pueda ponerme a trabajar, pues si esto dura, adiós familia!... Estamos en un atraso horrible a causa de mi enfermedad.

Cada mes se hacían dos viajes, y el dinero rodaba por el pueblo que era un gusto. Había para todos: para los de uniforme, pobrecitos que no saben cómo mantener su familia con dos pesetas, y para nosotros la gente de mar.

Eran de la señora de Goycochea y otras nobles matronas de una majestad paquidérmica. «¡PobrecitosCreyó ver en ellos gañanes tendidos, con los remos abiertos, respirando jadeantes después de la dura labor; cargadores en mangas de camisa que se limpiaban, renegando, la humedad de la frente luego de haber llevado un piano a cuestas.

El menor estudio les produce neuralgias, y así renuncian los pobrecitos a la adquisición de todo tesoro intelectual, que es el tesoro de los tesoros, prefiriendo el otro, el tesoro amonedado de papá, para derrocharlo en forma dispendiosa en los clubs, en las carreras, en otras cosas peores aún, y acabar, a la postre, siendo unos desdichados. ¿Qué serán éstos mocitos cuando lleguen a viejos?

No, no quedará un francés para contarlo, y la que hicieron aquí a primeros del mes, la pagarán muy cara. ¿Hase visto alguna vez bribonada semejante? ¡Fusilar en cuadrilla a tantos pobrecitos, sin perdonar a sacerdotes ancianos, a inocentes doncellas y a infelices muchachos como el que está en esa cama! ¡Ay!

179 Como hijitos de la cuna andarán por ahi sin madre; ya se quedaron sin padre, y ansí la suerte los deja sin naides que los proteja y sin perro que les ladre. 180 Los pobrecitos tal vez no tengan ande abrigarse, ni ramada ande ganarse, ni rincón ande meterse, ni camisa que ponerse, ni poncho con que taparse.