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¿Pero dónde te vas? preguntó clavándole una mirada de estupor doloroso. No te preocupes de eso. Tengo infinidad de sitios donde ir. Lo importante es que estés tranquila. Piensa en que se trata de muy poco tiempo. Carlota permaneció algunos instantes inmóvil con la cabeza baja. Bueno, te arreglaré la ropa repuso al cabo enjugándose las lágrimas.

Y estampaba en las mofletudas mejillas de su hijo esos estrepitosos y apretados besos de las madres, que parecen mordiscos del alma. El niño, enjugándose sus grandes ojos de un azul profundo, como el mar visto de lejos, no se enteraba de nada.

¿Qué tenéis, señora? preguntó el director, a quien habían dado aviso de lo que pasaba. No es nada contestó María, levantándose y enjugándose las lágrimas . Ya pasó; estoy pronta. Vamos. En este momento, Pepe Vera, pálido como un cadáver, y ardiéndole los ojos como dos hornillos, vino a interponerse entre el director y María.

Su majestad está en la saleta azul, dijo la duquesa enjugándose las lágrimas ; me ha enviado delante, para que apartéis de aquí las personas que pudieran verla. Su majestad os creía muy enferma. ¡Ah! , del corazón, del alma... me estoy muriendo. Pero no estoy tan débil que no pueda ir á ver á su majestad. Vendrá á consolarme. La reina viene alegre, impaciente.

Mi señor don Alejandro dijo aquí don Adrián enjugándose el rostro macilento con su pañuelo de yerbas, y entrando a cortos pasos en el gabinete, me he permitido afirmar esa... mentirilla, eso es, para que se me franquearan, , señor, estas puertas... ¡Mal hecho, caray, mal hecho!

Y enjugándose con su finísimo pañuelo una lágrima, que, falsa o verdadera, apareció en sus ojos, dejaba ver al descuido la bellísima flor de lis que traía en el pecho, y una magnífica pulsera de oro, en que con sus gruesos brillantes se leía incrustada la cifra de Isabel II.

Batiste se enfadó al saber que dejaba abandonado el caballo en medio del campo, y el muchacho, enjugándose las lágrimas, salió corriendo para traer la bestia al establo. Al poco rato nuevos gritos sacaron á Batiste de su doloroso estupor. ¡Pare!... ¡pare! Era Batistet llamándole desde la puerta de la barraca.

Manuel salió conmovido enjugándose los ojos, a pesar de haber visto tanta sangre y tantas agonías en su carrera militar; ¡tan cierto es, que el alma más estoica se ablanda a vista de la muerte, cuando no se fuerza al hombre a considerarla como un átomo lanzado en el insondable abismo, que abren a tantos miles el orgullo y la ambición de los que sin autoridad, sin derecho ni razón, han querido imponer al mundo su personalidad o sus ideas!

Os hago feliz puesto que os hago sentir dijo Dorotea enjugándose los ojos y apurando de un trago la copa, después de lo cual tomó un pedazo de jamón y se lo llevó á la boca. Quevedo la miraba profundamente. Dorotea arrojó el bocado sobre el plato. ¡Oh! no puedo, no puedo; me mataría como si fuera un veneno.

Lilí, enjugándose con ambas manitas los ojos, repetía sollozando: Aquí me quieren todos... todos... Las Madres y las niñas... Pero, hija mía, ¿acaso en tu casa no te quieren? exclamó Currita, poniéndose muy seria; y la niña, titubeando un momento, contestó con candorosa sencillez, cuyo alcance no supo medir sin duda: Ahora no está allí Paquito...