United States or Jamaica ? Vote for the TOP Country of the Week !


Su esposa en cambio ni atendía ni quería oir hablar siquiera de sus cacerías, de sus disputas, de las ocurrencias de sus amigos. Todo lo que no fuese modas, bailes, descripciones de las soirées madrileñas, bodas de los grandes de España, le interesaba poco. Lo que más excitaba su curiosidad era cuanto se refería a los reyes y a la real familia.

Peligraría la integridad de la patria... Así es como S. E., con una risa de conejo y echándoselas de cazador descontento, ordenó la inmediata vuelta á Los Baños, no sin hablar durante el viaje de sus hazañas cinegéticas en tal ó cual soto de la Península como quien no quiere la cosa, adoptando un tono algo despreciativo, muy conveniente al caso, para las cacerías de Filipinas, ¡psé!

EL «CRISTO ATADO A LA COLUMNA» DE LA GALERÍA NACIONAL DE LONDRES. «EL CRISTO CRUCIFICADO». «LA RENDICIÓN DE BREDA». «CUADROS DE CACERIAS». MARCHA VELÁZQUEZ CON EL REY A LAS JORNADAS DE ARAGÓN Y CATALU

El Rey quería celebrar el concertado enlace de su hija la Infanta doña Beatriz con el Duque de Saboya, y anhelaba deslumbrar a los embajadores de aquel potentado, que iba a ser su yerno, con el lujo, la magnificencia y el esplendor de la capital de sus dominios. El tiempo volaba sin sentir en medio de tantos deleites. Hubo brillantes saraos, festines, cacerías y giras campestres variadas y amenas.

Pues bien, el santo grupo estaba disuelto: allí faltaba San José o lo sustituía un clérigo, que era peor. No se veía al marqués casi nunca; desde el nacimiento de la niña, en vez de mostrarse más casero y sociable, volvía a las andadas, a su vida de cacerías, de excursiones a casa de los abades e hidalgos que poseían buenos perros y gustaban del monte, a los cazaderos lejanos.

Con la presencia en Melinda de nuestras dos damas, la corte estaba brillantísima: las fiestas y diversiones se sucedían sin tregua: cacerías, banquetes, cabalgatas, simulacros de batallas, o algo a modo de bárbaros torneos, todo se sucedía con grande lujo y no menores gastos. El pueblo, negro y tacaño, se hartó de tanta magnificencia y halló que le costaba muy cara.

Cuando la corrida era popular, bajaba a la arena la muchedumbre, atacando en masa al toro, hasta que conseguía derribarlo, rematándole a puñaladas. No existían las corridas de toros continuaba el doctor . Aquello eran cacerías de reses bravas... Bien considerado, la gente tenía otras ocupaciones y contaba con otras fiestas propias de la época, no necesitando perfeccionar esta diversión.

Yo lo que es decía la vieja tristemente . La pobrecita Carmen no tié sosiego. Hay que ver a esa criatura mientras Juan anda por el mundo. Durante el invierno, en la temporada de descanso, cuando el torero estaba en casa o iba al campo a tientas de becerros y cacerías, todo marchaba bien. Carmen mostrábase contenta sabiendo que su marido no corría peligro.

Sus camaradas le llamaban borrego por la servil paciencia con que aceptaba todas las injusticias y durezas del trabajo, y sin embargo, sonreía como un verdugo al desear las matanzas en masa, las cacerías de hombres, siempre que se verificasen al amparo de la ley, por ejecutores uniformados.

Pagué mi escote de ese modo. También pagó usted en moneda de plomo. ¡Los moritos que dejó usted caer!... La verdad es que podrías alistarte en los rifles-women, Eva. ¡Cómo debes de despreciar nuestras cacerías de papelitos! Al contrario; prefiero esa caza a cualquiera otra.