United States or São Tomé and Príncipe ? Vote for the TOP Country of the Week !


Sin separarse el portavoz de la boca, empezó á rugir otra vez una serie de palabras desconocidas, que despertaron gran actividad en los linderos del bosque. Un grupo de aquellos hombres bestiales y semidesnudos, fuerzas ciegas y sometidas como los constructores de las Pirámides faraónicas, avanzó por la pradera tirando de un enorme cilindro vertical. Era una bomba rematada por un largo pistón.

Recordabas el período negro de tu vida, la esclavitud de la carne entre hombres bestiales enloquecidos por los ardores del sexo, y al verme siempre dulce contigo, protegiéndote contra la ira del padre y la curiosidad de la gente, tu agradecimiento ha ido creciendo y creciendo, y hoy me amas, Sagrario.

No quedaron satisfechos estos enemigos de Dios y de su ley con tan horrenda traición; antes tomando de ellas más ánimo, instigados del demonio y de los hechiceros, se previnieron al último acto de la tragedia con la muerte del P. Arce para apartar de á quien les reprendía sus bestiales costumbres, é impedir juntamente que los de su nación no abrazasen la santa , por lo cual se pusieron á espiar por dónde había de pasar el Padre.

Nadie ha dudado jamás, y la misma religión cristiana nos lo repite a cada momento, que en el fondo de nuestra alma viven instintos depravados, se agitan apetitos bestiales, dormita, en una palabra, la fiera. Pero la experiencia me ha enseñado que es más fácil adormecerla con el humo de la lisonja que con los gritos del miedo.

Muchas veces, contemplando ella los cambiantes policromos de los ojos del gato, pensaba que eran aquellas bestiales pupilas las únicas que en la casona la miraban sin encono; y cuando el maullido blando y lastimoso de Desdicha la llamaba con cariñosas inflexiones de gratitud, le sonreía como a un ser racional y le hablaba dulcemente, respondiendo a sus insinuantes confidencias....

Las demás pasaron á Fez en donde recibieron todo linaje de insultos i robos por aquella bárbara canalla en todo igual, menos en religion, á los bestiales jueces del Santo Oficio.

Pero se me antoja que el verdadero espiritualismo consiste en limpiarse, mondarse y purificarse, así el alma como el cuerpo. Un hombre limpio no es capaz de sentir tan bestiales apetitos como un hombre sucio.

Alegre el santo varón con la posesión de tanta dicha, como verse digno de una señalada Misión, sin perder punto de tiempo, se partió de Tarija con el hermano Antonio Rivas, y llegando á Santa Cruz de la Sierra, se aparejaba ya para pasar adelante en su derrota, cuando el infierno, que interesaba tanto en que se embarazasen sus designios, levantó contra él un torbellino de persecución tan fiero, que si no hubiera encontrado con un corazón y celo tan apostólico, hubiera bastado á contrastarle totalmente: porque habiendo sucedido otro Gobernador, á D. Agustín de Arce, mudaron las cosas de semblante y tomaron otro color, y sabiendo sus intentos, procuraron apartarle de su propósito con cuantas más razones y autoridad pudieron, diciéndole era aquella una empresa que no saldría felizmente por más fatigas que padeciese por conseguirla; que siendo los Chiquitos, como decían, muy bárbaros y bestiales, ¿cómo había de poder sujetarlos de grado al yugo de Cristo y refrenar sus depravadas costumbres con la estrechez de la ley Evangélica, cuando ellos jamás habían querido aplicarse á ninguna de tantas idolatrías de los confinantes con ser muy conformes con la disolución de sus procederes? ¿Cómo había de introducir el amor de Dios y del prójimo en corazones faltos, aun de lo que la naturaleza dicta á las fieras más crueles y salvajes?

Armados, pues, de cuantos instrumentos ruidosos pudieron haber, con grandes trasparentes, donde aparecían pintadas las mismas grotescas figuras de la carroza con bestiales leyendas debajo, y teas en las manos, se congregaron más de trescientos muchachos en Altavilla, y alrededor de ellos media población que los alentaba con sus carcajadas. El estruendo era horrísono.

Una cabeza es como de hipopótamo, y no aspira sino a comer, a reposar, a revolcarse en el fango y a disfrutar otras delicias bestiales; pero, por cima de la cabeza de hipopótamo, hay otra cabeza de águila en que duermen los grandes pensamientos de los dioses. La horrible situación para el monstruo procede de esta doble y antitética naturaleza.