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Esta dama empequeñecida por los años, gorda y de mejillas rojas y brillantes como manzanas, ha cazado el tigre en Asia, el hipopótamo y el león en África, tiene un yate que es casi un trasatlántico, en el que ha vivido años enteros, y no encuentra en toda la superficie del globo un lugar que tiente su curiosidad.

Desde la embajada española, allá en lo alto de Pera, veíase flotar sobre el límpido azul de las olas su largo levitó oscuro, ceñido por el zurriago de cuero de hipopótamo, insignia de su clase, que había servido de dogal.

La comida que se sirve en esos vapores es muy mala para un colombiano, pero para un extranjero es realmente insoportable. En primer lugar, se sirve todo a un tiempo incluso, la sopa, esto es, un plato de carne, generalmente salada, y cuando es fresca, dura como la piel de un hipopótamo; una fuente de lentejas o fréjoles, y plátanos, cocidos, asados, fritos, en rebanadas... véase el Hotel Neptuno.

Villamelón padre lloraba de gozo, y el conde de Alcudia, que allí se hallaba presente, le aconsejó que emplease para la lactancia de su hijo las veintisiete vacas y cuarenta cabras que servían de amas de cría al hipopótamo parvulito, regalo de Abbás-Pachá, que se criaba en París, en el jardín de las plantas.

Con el pico de su cabeza de águila, que es agudo y recio, perfora el cráneo del hipopótamo y se consuela sorbiéndole los sesos.

Los castigos que por esta broma hubo de padecer, no son para contados: pasaba casi todas las horas de recreo encerrado en unas jaulas de madera con rejas de hierro que D. Jaime había hecho construir en el patio para los delincuentes: sobre estas jaulas, y debido a la inventiva de Pppsicología, se habían puesto grandes cartelones con nombres de animales; en uno decía Hipopótamo, en otro Rinoceronte, en otro Bucéfalo, en otro Mastodonte, etcétera, etc.

Lo que hay en él de hipopótamo no logra gozar con sosiego de las cosas materiales, y lo que hay en él de águila pugna en vano por levantar el vuelo y subir a las regiones etéreas. El águila y el hipopótamo se contraponen como fuerzas contrarias; y como se estorban y se perjudican, todo o casi todo lo hacen siempre mal o si se quiere menos bien de lo que pudieran hacerlo.

Lo que deseaba era tropezar en el Congo con un hipopótamo, un león ó cualquiera otra bestia misericordiosa, que, al desgarrarlo en pequeños pedazos, le librase del recuerdo de miss Craven la ingrata. Después de esta entrevista, la millonaria creyó necesario acelerar los acontecimientos.

Una cabeza es como de hipopótamo, y no aspira sino a comer, a reposar, a revolcarse en el fango y a disfrutar otras delicias bestiales; pero, por cima de la cabeza de hipopótamo, hay otra cabeza de águila en que duermen los grandes pensamientos de los dioses. La horrible situación para el monstruo procede de esta doble y antitética naturaleza.