United States or Botswana ? Vote for the TOP Country of the Week !


A Mesía fusilémosle, había dicho, si eso te consuela; pero hay que esperar, hay que evitar el escándalo, y sobre todo hay que evitar el susto, el espanto que sobrecogería a tu mujer si entraras en su alcoba como los maridos de teatro.... Ana, culpable según las leyes divinas y humanas, no lo era tanto en concepto de Frígilis que mereciera la muerte.

Consuela ver que no es todo el sayal alforjas. Titulábase uno de mis desatinos dramáticos Rodil, especie de alacrán de cuatro colas o actos, y ¡sandio de !, fuí tan bruto que no sólo creí a mi hijo la octava maravilla, sino que, ¡mal pecado!, consentí en que un mi amigo, que no tenía mucho de lo de Salomón, lo hiciera poner en letras de molde. ¡Qué tinta y qué papel tan mal empleados!

Y cuando los males son grandes y terribles, todavía es más discreta y bienhechora la invención que los remedia ó los consuela.

El hermoso carácter del cura del lugar resplandece en la conmovedora escena y en las santas palabras, elocuentes sin arte por la fe religiosa y por la caridad que las inspiran, con que persuade al moribundo para que perdone a los culpados, y con que le consuela e ilumina con celestiales esperanzas los últimos instantes de su vida mortal.

Lo que yo he hecho por usted... no creí nunca poder atreverme a hacerlo.... Usted no sabe lo que es, no ha de saberlo nunca, porque me da vergüenza decirlo.... Yo soy muy desgraciado; nadie me ha querido nunca, y yo no le encuentro sustancia, verdadera sustancia, a nada de este mundo más que al cariño.... Si me gusta la música tanto es por eso, porque es suave, porque me acaricia el alma; y ya le he dicho a usted que su voz de usted no es como las demás voces; yo no he oído nunca y va de nuncas una voz así; las habrá mejores, pero no se meterán por el alma mía como esa; otros dicen que es pastosa... yo no entiendo de pastas de voces; pero eso de lo pastoso debe de ser lo que yo llamo voz de madre, voz que me arrulla, que me consuela, que me da esperanza, que me anima, que me habla de mis recuerdos de la cuna... ¡qué yo!, ¡qué yo, Serafina!... Yo siempre he sido muy aficionado a los recuerdos, a los más lejanos, a los de niño; en mis penas, que son muchas, me distraigo recordando mis primeros años, y me pongo muy triste; pero mejor, eso quiero yo; esta tristeza es dulce; yo me acuerdo de cuando me vacunaron; dirá usted que qué tiene eso que ver.... Es verdad; pero ya le he dicho que yo no hablar.... En fin, Serafina, yo la adoro a usted, porque, casado y todo... no debía estarlo.

Claro está que este hombre es D. Emilio Castelar, el Víctor Hugo de la cátedra y de la tribuna. En segundo lugar me consuela la consideración de que, si yo rebajo a Shakspeare, siempre le dejaré bastante alto para los españoles, poniéndole, como le pongo, ya que no a la altura de Cervantes, al nivel de Calderon, y casi hombreándose con Lope.

Vienen luego los diablos, y fingiéndose ser el uno el alma del difunto, consuela á la mujer con palabras tiernas y afectuosas, dándole esperanzas de que en breve se volverán á ver en el Paraíso; luego el Mapono rocía el alma con agua para limpiarla de las manchas de los pecados, como usamos nosotros con el agua bendita; y con eso se despide el alma de su madre y mujer.

¿Qué es eso, D. Romualdo? preguntó riendo D. Norberto. ¿Le ha tocado el tres de bastos? , señor; pero me consuela que hay palos para todos. Pues yo no tengo ninguno replicó el cándido presbítero. ¡Otro los recibirá! Hacemos todos lo que podemos; pero no cabe duda que unos pueden más que otros. El P. Gil es un santo, es un apóstol de los primeros tiempos de la Iglesia.

Sin embargo, el hijo se divierte y esto la consuela un tanto. Todo cambiará, señora. Fortalézcase usted. La impresión será bien distinta cuando, conociendo mejor el mar, lo vea tan poblado. La penosa constricción que usted siente en el pecho desaparecerá por el hábito: debe acostumbrarse á ese aire fresco, pero salado y acre, que lo menos que hace es refrescar.

Yo arrancaré en las fronteras ricas presas al cristiano; y á sus plantas hechiceras ella verá cien banderas conquistadas por mi mano. El encanto de mi amor me hará incontrastable, fuerte; calma tu ansioso temor, ¿por qué pensar en la muerte, cuando propicia la suerte consuela nuestro dolor?