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Sin poder evitarlo los dos pensaban lo mismo, ante aquella criatura excepcional de belleza y de cultura: ¿Cómo ha alcanzado este grado de visible educación? se preguntaban y como para confirmar una sospecha le dijo Ricardo: ¿Usted ha estado mucho tiempo en Buenos Aires, señorita? ¡Pero, señor! si hubiera estado sabría el significado que allí se da a las palabras que usamos aquí.

La razon de esto es porque el entendimiento llega á descubrir las verdades ocultas, si empieza á encontrar alguna conexîon de lo que busca é ignora, con lo que ya sabe, y tiene establecido. Y tenemos tambien de esto claros exemplos en el modo que usamos para aprender algunas Ciencias.

Seguímoslos con tanta prisa, que casi al mismo tiempo llegamos al pueblo Hieruquizaba, al cual sitiamos, sin que ninguno pudiera entrar ni salir: usamos despues de los escudos de huanaco y segures, como queda dicho, y aquella tarde entramos al pueblo, dando muerte á muchos indios, y reservando sus mugeres é hijos para cautivos, como habia mandado el general.

Todo era subastable entonces; baste decir, que, hasta los peines, bien es verdad que aquellos sacados á pregón, no eran como los que corrientemente usamos hoy, de despreciable pasta, caucho ó celuloide, sino de marfil ó de plata artísticamente tallados, con finos y elegantísimos adornos de renacimiento, ó con asuntos religiosos ó profanos, por lo cual, no era extraño que tales verdaderas joyas, fuesen adquiridas por sujetos muy calificados, así como las prendas de vestir, tabardos y gregüescos, capas y manteos, calzas y jubones ricamente bordados de oro, con pasamanos y encajes de subidísimo precio, sin contar aquellos jaeces de caballos, cuya simple enumeración por boca del pregonero, nos da á conocer su singular riqueza, tan singular, que hoy no se concibe.

Las ovejas, que llaman huanacos, son de dos géneros, domésticas y monteces, de que usan para carga, andar á caballo y otros ministerios, como usamos de los caballos: y en esta jornada, por estar malo de una pierna, anduve mas de cuarenta leguas en una. En el Perú portean las mercaderias en ellas.

Lo recuerdo bien, porque me dolió muy adentro... Otro caso raro: somos del mismo parecer el espectro y yo en lo tocante a la educación de los hijos; nos espantan igualmente los temores de sus extravíos, y usamos procederes diametralmente opuestos en el modo de vivir. Pues he ahí mi caso. Yo vivo como vivo y soy lo que soy, porque no puedo ni debo vivir ni ser de otra manera.

Usamos á cada paso las palabras rey, monarca, soberano; hablamos sobre lo que ellas significan, asentando nuestros respectivos sistemas. Y sin embargo es imposible no desacertar gravísimamente, si en cada cuestion no se fija con exactitud lo que estas palabras expresan.

Pero ya que me enseña usted lo que ignoro, contésteme a una duda: ¿por qué tenemos nosotros en nuestras casas tantos papelotes llenos de garabatos, y por qué usamos esos escudos con sapos y culebras? El de mi casa tiene cuatro lagartos y un tablero de ajedrez con dos calderitos muy monos.

¡Qué injusticia! exclamó la joven . ¿Creen acaso que el sombrero es demasiado elegante para nosotras? Dice prosiguió Rafael que manejáis el abanico con una gracia incomparable. ¡Qué calumnia! dijo Eloísa . Ya no lo usamos las elegantas.

A lo largo de los paredones enlucidos, blanqueados con cal, hay armarios para colocar las armas, los morrales, las botas que usamos para cruzar los pantanos. En el fondo vense cinco o seis literas colocadas alrededor de un verdadero mástil plantado en el suelo y que sirve de apoyo al techo.