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Vamos, señor cura, que no es precisamente entre el ruido donde más se divierte uno, y bien se quejaba usted de aquella bulla continua. Pero ¿quién se compara conmigo, señor conde? Yo soy un pobre cura que está más allá que acá. Yo no toco pito en ninguna parte más que en mi sacristía.

Pues yo añadió la condesa querría a Rafael, por lo mucho que me divierte, si no le quisiera ya tanto por lo mucho que vale. Aquí tienes, querida Gracia dijo Eloísa entrando y abrazando a la condesa , el Viaje de Dumas por el sur de Francia. La condesa tomó los libros.

Y es que, en el fondo, el diablo anda siempre en el atavío femenino; unas veces en forma de falda trabada, otras en forma de polisón y otras en el ruedo del miriñaque. Pero siempre es el mismo diablo; no hace más que trasformarse. Con estas trasformaciones el diablo se divierte y el mundo también.

En cuanto a la pobre clase media, cuyos límites van perdiéndose y desvaneciéndose cada vez más, por arriba en la alta sociedad, en que hay de ella no pocos intrusos, y por abajo en la capa inferior del pueblo, que va conquistando sus usos, ésa sólo de una manera se divierte. ¿Llegó un día de días? ¿Hubo boda? ¿Nació un niño? ¿Diéronle un empleo al amo de la casa? que en España ese es el gran alegrón que hay que recibir.

Una y otra son de un parecido perfecto y podrás, si esto te divierte, sacar tus horóscopos psicológicos como si las estuvieses viendo a ellas mismas. Lo que la fotografía no puede reproducir es el brillo deslumbrador de la tez, del cabello, de los ojos de Luciana. Es hermosa, maravillosamente hermosa... ¡Ah! querido; el hombre es un animal estúpido.

»Se las ha tratado como a esas mujeres ligeras en cuya sociedad uno se divierte mucho, pero que no se les estima; se les ha visto cientos de veces y se habla de ellas con desdén. Tales son: La bella Elena, Barba Azul, Los brigantes, La gran Duquesa, La vida parisiense, El castillo de Toto. Hay en estas parodias entretenidísimas de la vida ordinaria, mucha imaginación, alegría y buen sentido.

¡Fue el señor quien me dijo que me divirtiese! ¡Tunante! exclamó el notario, ¿fui yo quien te aconsejó que te fueses a emborrachar fuera de las fortificaciones, con aguardiente y vino tinto? Cada uno se divierte como puede... He estado con mis camaradas.

El hada de las aguas añade á esos colores un prisma de tintas fugitivas, una movilidad sorprendente, una inconstancia caprichosa, la vacilación, la duda. ¿He visto bien? No, no es eso... ¿era un ser ó un rellejo?... Sin embargo, seres son, pues veo un mundo real que se aloja allí y se divierte.

Por último, el Océano de las aguas, no tan movible como el primero y menos fijo que el segundo, dócil á los movimientos celestes en su balance regular. Estas tres cosas forman la gama con que habla á nuestra alma el infinito. Con todo, notemos su diferencia: Es tan móvil la primera, que apenas la observamos; engaña, embauca, divierte; disipa y esparce nuestras ideas.

Tomando un tono hueco, hacía pasar por sus labios todas las palabras retumbantes, todas las frases obscuras de la fraseología científica, y las intercalaba de paradojas de su propia cosecha, graciosas y originales. Aún hoy, que es un hombre de saber sólido, no ha perdido Miquis aquellas mañas, y nos divierte con sus chuscas habladurías.