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La misma ley de Poker-Flat lo reconoció así y se retiró, dejándolas todavía enlazadas una en brazos de otra. En la embocadura del desfiladero, sobre uno de los mayores pinos, encontrose un dos de bastos clavado en la corteza, con un cuchillo de monte. Y, en efecto.

Tuvo muy buen parecer, y fué tan celebrada, que en el tiempo que ella vivió, todos los copleros de España hacían cosas sobre ella. Padeció grandes trabajos recién casada, y aun después, porque malas lenguas daban en decir que mi padre metía el dos de bastos por sacar el as de oros.

¡Por vida del ocho de bastos! exclamó éste interrumpiendo de pronto su descosido relato . ¡A que estoy yo dándote que cavilar y hasta que temer con estos recovecos y estas parsimonias, lo mismo que si pensara en salirte a lo mejor con alguna historia del otro mundo? ¡Ja, ja, ja! Pues estaría bueno eso, ¡canástoles!

¡Ay, no, no Butrón! dijo Currita con melancólico acento No crea usted que me hago yo ilusiones algunas; muy bien que no hay rival tan temible para una mujer como la sota de bastos o la esperanza de una cartera...

¿Qué es eso, D. Romualdo? preguntó riendo D. Norberto. ¿Le ha tocado el tres de bastos? , señor; pero me consuela que hay palos para todos. Pues yo no tengo ninguno replicó el cándido presbítero. ¡Otro los recibirá! Hacemos todos lo que podemos; pero no cabe duda que unos pueden más que otros. El P. Gil es un santo, es un apóstol de los primeros tiempos de la Iglesia.

Se le veía alejarse reposadamente, con el cuervo al hombro, haciendo extraños gestos, aunque no había nadie a su alrededor; poco después, la alta figura del Rey de Bastos se fundió en los tonos grises del crepúsculo de invierno y desapareció.

Había allí concordancias de la sota de bastos con el ocho de copas, que anunciaban nada menos que amores secretos de mucha duración; apariciones del ocho de bastos, que vaticinaban riñas entre cónyuges; reuniones de la sota de espadas con la de copas patas arriba, que encerraban tétricos augurios de viudez por muerte de la esposa.

En el anverso del as de bastos había tres columnas paralelas, de cinco letras cada una, colocadas en esta forma: E H N Luego, di vuelta al rey de espadas, y en el reverso encontré sólo estas catorce letras: Q W F ¿Qué significará todo esto? exclamé, examinando cuidadosamente, a la luz, los caracteres escritos.

Guardó de nuevo la fotografía en el cajoncito de su mesa, pero, al hacerlo, mis ojos alcanzaron a distinguir dentro una carta de juego, el siete de bastos, con algunas letras escritas en ella de la misma manera o muy similares a las que había en la carta que yo tenía guardada en mi bolsillo. Le hice alusión, pero se sonrió simplemente y cerró en el acto el cajón.

Copa, que desde su cubil parecía no fijarse en nada y era el primero en husmear las reyertas, así que vio el taburete por el aire, tiró del as de bastos oculto bajo el mostrador, y á porrada seca limpió en un santiamén la taberna de parroquianos, cerrando inmediatamente la puerta, según su sana costumbre.